De la dureza de la represalia israelí sobre Gaza no se libran ni los equipos médicos que acuden a los rescates de los heridos.
Hace dos días conmovía ver cómo todo un veterano conductor de ambulancia lloraba ante el horror que estaba presenciando. Ayer ese voluntario dedicado a salvar vidas se convirtió en una de las víctimas de este conflicto cuando su ambulancia fue alcanzada por un ataque israelí.
Esta vez la ambulancia de la Media Luna Roja transporta a uno de los suyos, llevan su camilla hasta el hospital, pero ya era demasiado tarde.
El paramédico que hace unos días lloraba incapaz de digerir tanto sufrimiento provoca un multitudinario llanto de desconsuelo al convertirse en una de las víctimas de los ataques.
Compañeros y voluntarios quedan derrotados por el dolor, saben que la camilla, de nuevo vacía no tardará en volver a ser ocupada. Por ello son pocos los minutos que le pueden dedicar a la despedida. Hay quien se aferra a su cuerpo como el que intenta atrapar el tiempo que saben que no tienen. Porque el conflicto continúa.
Ha acabado con cuatro paramédicos en las últimas horas, diez desde el pasado sábado. En la barbarie ni siquiera quienes trabajan por salvar vidas se libran de la muerte.
El organismo ha detallado que los fallecidos son Jalil al Sharif, Yusri al Masri, Ahmad Dahman y Hatem Awad, sin que las autoridades de Israel, que han impuesto un cerco total a la Franja en respuesta al ataque lanzado el sábado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) desde el enclave, se hayan pronunciado al respecto.
Las autoridades de Gaza, controlada por Hamás, han elevado a más de mil los muertos y a 5.200 los heridos a consecuencia de los bombardeos contra el enclave, a lo que se suman más de 20 en operaciones y enfrentamientos con las fuerzas israelíes en Cisjordania. Asimismo, Israel ha confirmado hasta ahora más de 1.200 muertos y 3.700 heridos.