El conflicto en Israel se recrudece cada hora que pasa y los más pequeños, una vez más, son las víctimas más vulnerables. Mientras los terroristas de Hamás han vuelto a atacar esta mañana la ciudad de Ascalón, al otro lado, bajo los misiles del Ejército israelí, son también muchos los que intentan huir entre los escombros y la destrucción causada en Gaza tras estallar el conflicto.
La única escapatoria para los gazatíes que huyen de esos misiles está en el sur de Egipto, pero ese paso fronterizo de Rafah tampoco se libra de los ataques. El último, de hecho, volvió a sorprender a decenas de familias con niños y equipajes, preparados para huir. Era el tercer bombardeo destinado, según Israel, a destruir túneles de Hamas.
En ese preciso enclave, cientos de palestinos soportan todas las dificultades con la esperanza de que las autoridades egipcias abran la frontera, pero por el momento sigue cerrada. Tan solo ha conseguido permiso para cruzar un convoy humanitario de la Media Luna Roja.
Gaza, cerrada a cal y canto sin agua y sin luz
Por su parte, Jordania, también ha enviado un avión con ayuda a los gazatíes a través de Egipto, pero la situación en toda la Franja de Gaza comienza a ser dramática. Hay más de 250.000 desplazados y reina el miedo.
En este escenario, con el conflicto recrudeciéndose todavía más, Gaza está cerrada a cal y canto, y no solo hacia Israel, que ha cortado el agua y los suministros de energía. En las ruinas de la Franja se preparan para un largo asedio.