Los más de cuarenta líderes mundiales que han formado parte de la III Cumbre de la Comunidad Política Europea llegaron a Granada teniendo muy claros sus objetivos. "Salvaguardar la unidad europea" frente a la agresión rusa, como expresó el presidente ucranio Volodímir Zelenski en la mañana de este jueves, es una de las prioridades de los Veintisiete, que han aprovechado este foro para plantear las reformas necesarias para recibir a nuevos miembros y extenderse así hacia el este del continente. Pero la buena sintonía de la que gozan los miembros de la UE no solo se ha demostrado en las mesas de debate, también se ha podido comprobar en su trato personal.
A última hora de la tarde, los jefes de Estado y de Gobierno europeos (y sus respectivas parejas) tenían agendada una distendida cena de gala presidida por Felipe y Letizia. Antes del convite, los reyes de España ejercieron de anfitriones junto a Pedro Sánchez y Begoña Gómez en una visita guiada a la Alhambra. Y fue en este recorrido por los jardines y estancias de monumento nazarí cuando pudimos verles saltarse el protocolo.
Los primeros en recibir uno a uno a los líderes europeos fueron el presidente del Gobierno en funciones y su mujer. Lo hicieron en el Patio de los Arrayanes, uno de los espacios más imponentes del palacio de Comares. Un espacio tan singular que algunos representantes políticos como Petteri Opo, primer ministro finlandés, no pudieron evitar hacer esperar a los siguientes invitados para pedir a Sánchez que les tomase una instantánea con las fuentes de fondo. Segundos más tarde, para hacer este momento todavía más espontáneo, los cuatro se tomaron un selfi.
Aunque si hay un asistente a esta Cumbre de Granada que se ha hecho viral por su afición a la fotografía, ese es Josep Borrell. Es complicado encontrar una imagen del vicepresidente de la Comisión Europea en el día de ayer en la que no aparezca acompañado de su teléfono móvil. En su caso, sus ansias por inmortalizar este encuentro con los reyes no se limitaron a este patio de bienvenida. También captó muchas de las estancias del interior de la Alhambra, se tomó más selfis con el resto de los miembros comunitarios y grabó íntegra y en primera fila la actuación flamenca de Marina Heredia, una sorpresa que les esperaba en los jardines del Partal al terminar su visita a La Alhambra.
El líder del PSOE también protagonizó otra de las anécdotas de la jornada. Esta vez con Xavier Bettel, primer ministro de Luxemburgo, como personaje secundario. Aunque ya es sabida su buena relación tanto con él como con su marido, Gauthier Destenay, a muchos les ha llamado la atención que Sánchez les saludase con dos besos, un gesto que, por ser una muestra de afecto poco habitual entre hombres, ha abierto un debate en redes sociales sobre la masculinidad tóxica.
Otros con los que Bettel parece tener una estupenda sintonía es con los reyes de España. Concretamente con Letizia, cuya expresión corporal al ver al jefe del Gobierno luxemburgués nada tenía que ver con los rígidos besamanos a los que suelen estar acostumbrados. Estos efusivos abrazos y charlas informales se repitieron con muchos otros líderes europeos como Emmanuel Macron.
Y si hablamos de protocolo, también hay que resaltar un fallo que el presidente del Gobierno tuvo en presencia de los reyes y que no han querido pasar por alto sus detractores. Antes de todas estas anécdotas que hemos enumerado, cuando los cuatro hicieron acto de presencia en la Alhambra para dar la bienvenida a sus colegas europeos, hubo un momento bajando las escaleras en el que Pedro Sánchez estuvo varios pasos por delante del rey, algo que va en contra del más estricto protocolo real, según el cual Felipe VI no debería ir por detrás de nadie en un acto de este tipo, tampoco de la reina.