Todas las operaciones de búsqueda son mucho más complejas en los pueblos remotos donde ha habido también cientos de víctimas y donde un equipo de Informativos Telecinco está siendo testigo de cómo se está llevando hasta allí maquinaria pesada para localizar a posibles supervivientes. Son pueblos recónditos, casi metidos en la cordillera del Atlas Marroquí. Allí las edificaciones han sido construidas hace tiempo y con materiales pobres. Estructuras de adobe que han sido incapaces de resistir un terremoto de tanta magnitud.
Ocurre por ejemplo en la localidad de Talat an Yakub. Solo una vivienda ha conseguido mantenerse en pie. Los equipos siguen buscando personas, entre ellas un niño de tres años. Lo hacen con ayuda de máquinas y por ahora es una incógnita el número de personas que han podido perder la vida.
Nuestro equipo avanza a duras penas por caminos en los que la montaña se ha venido abajo en numerosas partes. Llegar hasta esta pequeña localidad del Atlas lleva horas. Destruirla prácticamente por completo a la naturaleza le llevó unos pocos minutos.
Lo único que queda en pie son básicamente algunas paredes, algunos objetos. Todo lo demás es un amasijo de piedra. La asistencia del Estado tiene que ser vía aérea. Las escasas cuadrillas de rescate que vemos buscan rastros de vida sin demasiada esperanza. A su lado observan la nada supervivientes de nada, sentados sobre la nada. Hay pueblos aún más abandonados, más desgraciados. De uno de ellos llega este joven que suplica delante de nuestra cámara ayuda para su gente, a la que no ha llegado absolutamente nada casi tres días después del terremoto.
En el hospital de campaña se atienden sobre todo crisis de ansiedad. A unos pocos metros, se entierra a los muertos. Sin ceremonias. Antes de que la descomposición de los cadáveres añada una capa más a la tragedia.