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Una niña de cinco años y un adolescente han muerto tras una operación por parte de la Policía Militar de Brasil en las favelas de la capital, Río de Janeiro.
Según los vecinos, el adolescente, que iba a cumplir 18 este lunes, fue asesinado por los agentes al no obedecer sus órdenes, por lo que han salido a las calles para protestar y uno de los policías que estaban en la escena disparó un tiro al aire que atravesó una ventana e impactó a la niña, ha informado la Agencia de Brasil.
"Nos estamos uniendo con otras comunidades para buscar justicia. Cada semana muere alguien que no tiene nada que ver con el crimen. Vamos a tratar de resolverlo a través de los tribunales", ha explicado el líder de la asociación de vecinos, Roberto Santos.
Por su parte, la Oficina de Prensa de la Secretaría de Estado de la Policía Militar ha informado en una nota de prensa que el primer episodio con el adolescente ha ocurrido tras un acercamiento de "dos hombres, donde el pasajero llevaba una pistola en el cinturón" y aseguran que el joven disparó, lo que acabó con un intercambio de disparos.
Sobre la muerte de la niña, la nota sostiene que los militares fueron atacados desde el interior de la comunidad: "Los manifestantes que cerraron los caminos cercanos lanzaron piedras contra vehículos y equipos policiales, además de incendiar un autobús".
La Policía Militar ha explicado que están investigando "para verificar la coyuntura de las actuaciones y el departamento de asuntos internos de la corporación da seguimiento a las diligencias del caso". Por el momento se sabe que el comandante del 17º Batallón de la región de la Isla del Gobernador, donde han ocurrido los hechos ha sido apartado de la unidad.
La Policía Civil también ha dado a conocer que han iniciado la investigación de la niña y el adolescente y han explicado en una nota que "los agentes se encuentran en diligencia en busca de testigos y demás información para esclarecer la dinámica de los hechos".
La ONG Río de Paz ha repudiado este episodio de violencia de la Policía Militar y ha denunciado que "el hogar debe ser el lugar más seguro para estar, especialmente para un niño".