A comienzos de esta semana, un tiburón atacaba a una mujer de 65 años en una playa de Queens, en Nueva York (Estados Unidos). Un suceso bastante inaudito puesto que hay que remontarse a casi 70 años para encontrar un ataque similar en dicha zona.
La víctima, identificada como Tatyana Koltunyuk, una inmigrante ucraniana, salvó la vida gracias a la rápida actuación de Romeo Ortiz, un socorrista de 30 años que se disfrazó de auténtico héroe. Peor suerte que Tatyana corrió un pescador en México a principios de año, cuando un tiburón le arrancó la cabeza y los hombros.
Ortiz se encontraba en los últimos minutos de su turno, el pasado lunes por la tarde, cuando de repente escuchó un grito cerca de la orilla. Según recoge El Diario Nueva York, el vigilante entró rápidamente en acción y pronto se le unió su compañero Bill McDonnell, de 24 años.
Ambos trasladaron a la señora hasta una zona segura en la arena y emplearon unos pantalones vaqueros y una cuerda para realizar un torniquete improvisado con el objetivo de detener la hemorragia de la herida abierta.
Koltunyuk, indica el citado medio, fue hospitalizada durante un par de días después de que el animal le atravesase la pierna hasta el fémur, desgarrándole la carne del muslo. Resultó herida, desde luego, pero afortunadamente quedó 'en nada' para el desenlace que podría haberse producido.
Casualmente, Ortiz, que acumula ya 16 años como socorrista, luce el tatuaje de un tiburón en el pecho. Aunque no quiso hablar sobre el incidente y la víctima, ya está de regreso en la playa puesto que, subrayó, siente una profunda pasión -y al mismo tiempo un tremendo respeto- por el agua del mar.
Su hermana Kristina apuntó que Romeo "ha salvado antes a otras personas pero esto es diferente, algo como sacado de una película". Además, manifestó que Tatyana es una asidua en Rockaway Beach: "Ella viene y nada mucho".
La Policía desplegó drones de cuatro rotores sobre la mencionada playa inmediatamente después del incidente, pero no percibió animal alguno. Eso sí, el ataque ha tenido lugar tras un incremento en los avistamientos de tiburones en la costa neoyorquina.
De hecho, la semana pasada fueron cerradas al público varias playas después de la presencia de unos cuantos escualos vivos y muertos en la zona.
Los expertos dicen que las mordeduras de tiburones son extremadamente raras, con tan sólo 57 casos no provocados el año pasado en todo el país norteamericano, según el archivo internacional de ataques de la Universidad de Florida.