Este sábado se cumplen dos semanas de la desaparición del pequeño Émile en una aldea de Francia. Hasta ahora todas las hipótesis se mantienen abiertas, y los investigadores están volviendo a preguntar a todos los habitantes del pueblo y registrando a fondo los vehículos, mientras la aldea permanece cerrada a turistas.
Una veintena de investigadores de la sección de investigación de Marsella están trabajando sin descanso para tratar de dar con el paradero del menor. El fiscal de Digne-les-Bains, Rémy Avon, ha decidido abrir una investigación judicial por la desaparición.
Entre los interrogatorios, la prensa francesa destaca el realizado a una de las últimas parejas que vio al pequeño Émile. Se trata de un matrimonio que ha sido interrogado durante horas por los investigadores.
El marido habría sido uno de los últimos en ver a Émile el sábado 8 de julio, y ha estado 3 horas contestando preguntas de los investigadores. Su mujer, por su parte, ha estado dos horas en el interrogatorio, según recoge el medio local L'independant.
Los investigadores tratan ahora de ser más concisos y de presionar a los investigados para intentar sacar alguna información más y encontrar alguna pista que les lleve hasta Émile. Los vehículos de los habitantes de la aldea también están siendo revisados a fondo en busca de alguna prueba.
Los investigadores han registrado casas y vehículos y han rastreado 97 hectáreas de terreno sin éxito. También se guardan 560.000 fotografías de los peajes y se han ordenado análisis satelitales, así como investigar en la darknet.
Se han hecho inspecciones policiales nocturnas para buscar rastros de sangre y se ha estudiado las huellas de animales como un lobo, un perro callejero y un buitre, sin resultados.
Por eso, el fiscal de Digne-les-Bains ha decidido abrir una investigación judicial en busca de las causas de la desaparición del pequeño Émile: “Tomamos esta decisión debido a la complejidad de la investigación”, sentencia el fiscal.