El comandante de la Guardia Costera estadounidense, John Mauger, confirmaba la tragedia más esperada. El submarino Titan, que desapareció el domingo durante una inmersión para visitar los restos del 'Titanic', había sufrido una "catastrófica implosión" y sus cinco pasajeros habían muerto, al instante, según confirman los expertos.
Se acaba así una tarea de rescate imposible, el de mayor profundidad de la historia, en el que se habían empleado desde el Víctor 6000 a la más alta tecnología. Todo en vano.
Aunque ahora se mira con lupa la tragedia del Titán, donde también ha muerto Stockton Rush, el CEO de la empresa OceanGate, que consideraba la seguridad un despilfarro en estas aventuras, no es la primera tragedia en el fondo del mar que hemos vivido en los últimos tiempos:
El 12 de agosto de 2000, el submarino nuclear "Kursk", considerado la joya de la Flota del Norte rusa, sufrió fallos técnicos durante unas maniobras navales y quedó sumergido en reposo en el fondo del Ártico con 118 tripulantes a bordo. Perecieron todos. Según la investigación, el accidente se debió la explosión por causas desconocidas de uno de los torpedos que portaba. La mayor parte de la tripulación murió minutos después de la explosión, pero algunos supervivientes se refugiaron en la parte trasera del submarino cuatro horas después del accidente. Las cartas póstumas escritas por algunos de los tripulantes confirmaron que varios de ellos sobrevivieron a la explosión y tuvieron una muerte espantosa. No se sabe cuánto tiempo llegaron a aguantar con vida. Según la investigación oficial, sobrevivieron apenas unas 6-8 horas, aunque alguna investigación habla de hasta 2-3 días.
El "Kursk" fue localizado a 108 metros de profundidad en la madrugada del 13 de agosto, cuando aún era posible salvar a 23 marinos, pero el Kremlin no dio el visto bueno para la operación internacional de rescate hasta una semana después. El submarino, el orgullo de la Armada rusa y equipado con 24 misiles de crucero "Granit", era considerado indestructible por los marinos rusos. Los primeros intentos de rescate tuvieron lugar el 15 de agosto. Se utilizaron tres minisumergibles rusos pero no tuvieron éxito. El día 16 ya no se escuchaban señales de vida del interior del submarino. Putin se vio obligado a aceptar la ayuda extranjera. El 21 de agosto, los buzos consiguieron entrar en el Kursk. Todos los marineros y oficiales a bordo habían muerto. El submarino se reflotó finalmente el 8 de octubre de 2001. La del Kursk está considerada la peor catástrofe naval de la historia de la Rusia moderna.
El 2 de mayo de 2003 se registró uno de los peores desastres navales de China. Los 70 tripulantes fallecieron tras un accidente mecánico del “submarino 316” en aguas de ese país, cerca de las islas Neichangshan.
El 8 noviembre 2008, al menos 20 muertos y otra veintena de heridos fue el balance de otro accidente mortal de un submarino ruso, el “K-152 Nerpa”, por un error humano durante sus pruebas de navegación, antes de ser alquilado a la armada india bajo el nombre de “Ins Chakra”.
El 18 de agosto de 2013, 18 marineros fallecieron en una explosión ocurrida en un submarino indio, el "INS Sindhurakshak". En diciembre de 2014, un tribunal de instrucción naval llegó a la conclusión preliminar de que un error humano como resultado de la fatiga de la tripulación provocó la tragedia.
El 15 de noviembre de 2017, el ARA San Juan, un submarino de la clase TR-1700 de 66 metros de longitud y 3,6 metros de ancho, dejó de comunicarse con la Armada argentina. Se rastreó el Atlántico Sur en busca de la embarcación perdida. Un año después, el 17 de noviembre de 2018, el submarino fue encontrado a 907 metros de profundidad, a unas 400 millas náuticas de la costa argentina. La investigación posterior determinó que el ARA San Juan se había hundido debido a una implosión causada por una entrada de agua en el snorkel que desencadenó un incendio en las baterías. La tragedia se llevó consigo a 44 tripulantes.
El 21 de abril de 2021, los 53 tripulantes de un submarino indonesio, el “KRI Nanggala-402”, perdieron la vida tras existir problemas en el interior de la nave durante unas maniobras entre las islas de Bali y Java. Tres días después se dio oficialmente por hundido y se localizó partida en tres partes a 850 metros de profundidad.