El submarino Titán y las preguntas sin resolver tras la tragedia: ¿qué causó la implosión?

Las esperanzas por encontrar con vida a las cinco personas que se habían embarcado en la expedición del submarino Titán hacia los restos del Titanic, en el Atlántico Norte, se derrumbaban por completo este jueves 22 de junio cuando se confirmaba la peor noticia: acababan de encontrarse distintas piezas del sumergible; un hecho que evidenciaba lo que desde un principio temían: una implosión fatal que, tal como se resignaba a afirmar OceanGate, –compañía propietaria del submarino–, acabó con la vida de todos ellos. No obstante, todavía quedan muchas preguntas sin resolver.

Conocido el más trágico de los desenlaces, los efectivos que continúan en Terranova trabajan pormenorizadamente en una ardua tarea: encontrar el resto de las piezas del submarino que, tras su teórica implosión, quedaron desperdigadas por el océano. Localizarlas, insisten los expertos, es una tarea clave para intentar descifrar qué ocurrió exactamente; qué causó la tragedia.

Sobre la mesa son diversas las hipótesis que se manejan, pero la mayor parte de ellas acaban dirigiéndose hacia una misma dirección: la seguridad del sumergible, al que le rodean las críticas, con muchas voces apuntando desde el principio que sus expediciones eran una temeridad.

La implosión del submarino Titán

La idea de una implosión estuvo ahí desde el principio. Los sensores de la Marina de Estados Unidos registraron, de hecho, un estallido el pasado domingo en la zona donde se perdió la conexión con el submarino, una hora y media después de la inmersión. No obstante, al no existir certeza absoluta, el operativo de búsqueda para dar con el sumergible, desaparecido aquel 18 de junio, continuó. Sin embargo, ahora las piezas encajan.

La presión literalmente aplastó al submarino

Lo confirmaban efectivos de la Guardia Costera estadounidense: uno de los robots subacuáticos encontró primero la cabeza puntiaguda del submarino, y el hallazgo de otros restos del fuselaje en el lecho marino solo podía significar una cosa: una “catastrófica implosión”.

José Luis Martín, marino mercante experto en submarinos, lo explica ante las cámaras de Informativos Telecinco: “La presión literalmente aplastó al submarino. Lo implosionó, lo explotó hacia adentro”.

Poco antes, tras quedar sin electricidad, el sumergible habría perdido la estabilidad: “Entonces cambia de posición horizontal a vertical, con toda la gente atrapada en la propia proa del submarino. Cuando llegan a aproximadamente los 2.000 o 2.200 metros implosionó en el acto”, sostiene.

¿Qué ocurrió exactamente con el submarino Titán?

Los cinco ocupantes habrían muerto en milésimas de segundos, pero ahora las autoridades estadounidenses y los actores implicados investigan las causas, porque aún hay muchas incógnitas, algo que convierte en clave hallar el resto de las piezas del submarino.

¿Fue por un punto de fatiga de los materiales? ¿Una fisura? ¿Un microporo? ¿Un fallo de soldadura? Son preguntas sin resolver para las que buscan respuesta.

Entrevistado por EFE, Carlos Mascaraque, profesor de Tecnología Naval de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), apunta que el colapso del submarino 'Titán' en el Atlántico podría haberse debido a un fallo en el diseño o en la construcción de la nave, y no a una colisión con algún elemento del fondo marino.

A este respecto, subraya que uno de "los puntos más críticos" de la seguridad de un submarino es la unión entre las piezas que conforman el casco resistente "porque es ahí donde la presión va incidir con más fuerza".

"En el caso de los submarinos S-81 que Navantia construye para la Armada Española se llevan a cabo muchas inspecciones previas para garantizar la seguridad de esas zonas, pero los protocolos de las empresas privadas pueden no tener las mismas exigencias", apunta.

Es poco probable que el colapso se haya producido por un choque con otro elemento subacuático

En esta línea, precisa y destaca que los sistemas de seguridad de los submarinos son redundantes. Ello quiere decir, básicamente, que todo se encuentra duplicado para que si falla cualquier elemento haya otro homólogo que pueda cumplir su función.

Más allá, esgrime que "es poco probable que el colapso se haya producido por un accidente o un choque con otro elemento subacuático" porque los submarinos se mueven muy lentos y su manejo no es como el de un coche o un avión, aunque subraya que para conducirlos hace falta entrenamiento y formación previa, sobre todo a la hora de comprobar que se cumplen las condiciones de seguridad antes de la inmersión.

Por todo ello, lo que sugiere es que el supuesto colapso del Titán se puede deber a que el sumergible había realizado demasiadas expediciones previas, alcanzando un punto de fatiga (desgaste de un submarino debido a un número concreto de inmersiones) mal calculado o para el que no se tuvieron en cuenta todas las consideraciones durante el diseño y la construcción.

De ser así, indica, un colapso provoca una implosión instantánea, de manera que si eso fue lo que produjo la catástrofe del submarino, sus 5 ocupantes no experimentaron ninguna situación de pánico o descontrol antes de fallecer.

Por último, el experto subraya que el caso del 'Titán' es de titanio, un material más caro y con mejores propiedades mecánicas (elasticidad, resistencia, resiliencia, etc.) que el acero que se usa habitualmente para los submarinos, "lo que en principio tendría que haber sido un refuerzo para su seguridad".