La Guardia Costera de Estados Unidos, encargada de coordinar el dispositivo de búsqueda del submarino Titán, desaparecido el domingo cuando exploraba los restos del Titanic en el Atlántico Norte, ha confirmado que el sumergible de OceanGate sufrió una "implosión catastrófica". Los cinco pasajeros que iban a bordo fallecieron "instantáneamente". Un robot submarino ha encontrado escombros cerca del transatlántico británico hundido en 1912 y poco después se ha confirmado que había diferentes piezas del aparato.
Son muchos los ciudadanos que estaban pendientes de este operativo, el cual se desmovilizará en 24 horas. Se desconoce si se abrirá una investigación para esclarecer los hechos y si se podrá recuperar los cuerpos de los cinco pasajeros del Titán. Hace horas había esperanzas en que pudieran haber sobrevivido con reservas de oxígeno, después de cuatro días a la deriva, pero finalmente se ha confirmado la tragedia.
¿Qué es una implosión? El Titán afrontaba esta travesía con un suministro de oxígeno que despertó preocupación desde el primer minuto de su desaparición, pero lo que ha provocado el desastre, finalmente, ha sido la presión del agua. El sumergible afrontó un viaje hasta aguas profundas de unas ocho horas hasta llegar al Titanic, que está a unos 3.800 metros de profundidad (casi la mitad del total del Atlántico).
La presión en la llanura abisal es de alrededor de 40 megapascales (MPa), según los informes. Es decir, es 395 veces más intensa que la que hay en la superficie terrestre. Para que los ciudadanos lo puedan entender mejor, es el equivalente a unas 4.000 toneladas por metro cuadrado.
Si en una explosión el colapso es hacia fuera, en una implosión es hacia dentro. Puede ocurrir en cualquier objeto o recipiente al haber presión baja en su interior. La presión externa del océano superó a la atmósfera del interior del submarino Titán, en este caso. Amás presión, menos volumen de aire, según los expertos. Y es que un fallo en el hermetismo del aparato (como una fisura) puede ser desastroso.
Se desconoce cuándo implosionó el aparato, pero podría haberse detectado el mismo domingo. Según los cálculos, pudo ocurrir cuando llevaban una hora y 45 minutos descendiendo en el océano (de las ocho que requería). El sumergible habría registrado una falla catastrófica a una profundida de casi 1.000 metros, la cual está sometida a entre 7,6 y 9 MPa.
Si la implosión ocurrió a 3.300 metros, donde los guardacostas hallaron los restos del sumergible, seria de 30 MPa, según los cálculos, mucho más fuerte que a una menor profundidad. El Titán medía 6,7 metros de longitud y estaba fabricado con fibra de carbono y titanio para soportar la presión, tal y como destacaba su CEO. Pero la presión desencadenó la tragedia.