La decisión del hijastro de uno de los cinco millonarios que van en el submarino Titán desaparecido en el fondo del océano ha provocado las críticas. Brian Szasz fue el primero en revelar el nombre de uno de los tripulantes del sumergible y ahora ha vuelto a dar que hablar.
Brian Szasz, hijastro de Hamish Harding, multimillonario de 58 años, dueño de la empresa Action Aviation, contó en Facebook que su padrastro era uno de las personas que habían pagado por bajar al fondo del mar en el Titán. En ese post, que luego retiró, pedía que rezaran por él.
"Hamish, mi padrastro, se pierde en un submarino, pensamientos y oraciones para que la misión de rescate sea exitosa", publicó el lunes, nada más conocerse la desaparición.
Poco después vino otra publicación, muy polémica. Compartió en redes una foto suya mientras estaba en un concierto de su banda favorita Blink-182, según el diario The Mirror.
"Puede ser desagradable estar aquí, pero mi familia querría que estuviera en el show de Blink-182, ya que es mi banda favorita y la música me ayuda en los momentos difíciles", escribió.
En Instagram añadió: “Sí, fui a Blink-182 anoche. ¿Qué se supone que debo hacer sentarme en casa y ver las noticias? No siento que esta banda me haya ayudado en tiempos difíciles desde 1998”.
Mientras tanto, un equipo internacional de al menos tres países distintos –Estados Unidos, Canadá y Francia- buscan a su padrastro, Hamish Harding y a las otras cuatro personas desaparecidas: Stockton Rush, Paul-Henry Nargeolet y Suleman Dawood y su padre Shahzada Dawood.
Hoy un experto en equipos subacuáticos, Raúl Expósito, ha explicado en una entrevista en Informativos Telecinco que aunque el rescate es "difícil" hay "que seguir" mientras "técnicamente haya esperanza".
A los cinco el tiempo se les agota. El sumergible, manejable con un mando de juguete, solo tiene 96 horas de oxígeno, a punto de agotarse. El Titán podría estar enganchado en el fondo del mar o haber salido a la superficie. Sea como fuere buscar un aparato de seis metros y medio de eslora en mitad del océano es como buscar una aguja en un pajar.