En Reino Unido están a tan solo dos días de uno de los días más grandes que recuerden los ciudadanos. La coronación de Carlos III, con más de 2.000 invitados. Carlos III accedió finalmente al trono el pasado 8 de septiembre, tras el fallecimiento de su madre, Isabel II, a los 96 años. Fue el príncipe de Gales con más años de servicio. Y ahora, por fin, se sentará en el trono.
Un trono que desde luego, tiene historia. Es una silla de coronación medieval hecha de madera de roble que se cree que data de 1300. Ya está en Londres para la ocasión tras ser trasladada desde Edimburgo. Tiene cuatro patas de león que se añadieron en el siglo XVI.
La noticia es que han tenido que restaurar el trono porque estaba lleno de grafitis. La mayoría de ellos se encontraban en la parte posterior de la silla y son el resultado de que los escolares y visitantes de Westminster grabaran sus nombres en los siglos XVIII y XIX. Uno de los turistas grabó "P. Abbott durmió en esta silla del 5 al 6 de julio de 1800" en el asiento. Un atentado con bomba organizado por las sufragistas la dañó en 1914.
Los restauradores han pasado cuatro meses limpiando la silla con esponjas y bastoncillos de algodón. Enrique IV fue coronado en 1399, lsabel II en 1953 y ahora su primogénito. El trono sobre el que se sentará Carlos III no debe de ser muy cómodo. Una bomba de la primera guerra mundial lo dañó un poco en una esquina. Pero ahí sigue, la silla real, resistiendo 723 años después. Buena madera tiene. Nada menos que hecha de roble báltico, recubierto de pan de oro y decorada con pájaros, hojas, vidrios de colores y la figura de un rey en su respaldo. Mide dos metros de altura. Bajo la silla se volverá a colocar la piedra del destino de 152 kilos.