Kaylin Gillis, una joven norteamericana de 20 años ha muerto de un disparo cuando iba a una fiesta. Junto a su novio y dos amigos más buscaban la casa de la fiesta pero se equivocaron y entraron en una propiedad privada. Su dueño les disparó y una bala alcanzó mortalmente a la chica. Es el tercer suceso de este tipo en Estados Unidos en solo unos días. En el último de ellos, contra dos jóvenes animadoras.
Blake Walsh entró con su coche a una propiedad privada en Hebron, un pueblo rural a unos 80 kilómetros de la capital del estado de Nueva York, Albany. Se había equivocado de casa.
Con él iba su novia y dos amigos más. Buscaban la casa de un amigo que les había invitado a una fiesta.
Llegaron hasta una viviendo pero cuando vieron que no había música, ni gente se dieron cuenta de su error. Empezó a dar la vuelta con el coche para alejarse y en ese momento empezaron a dispararle. “Tan pronto como nos dimos cuenta de que estábamos en el lugar equivocado, comenzamos a salir, y ahí fue cuando sucedió todo”, ha contado el chico a la NBC.
Una bala dio en el cuello a Kaylin Gillis, de 20 años. No tenían móvil, así que él tuvo que conducir hasta el pueblo más cercano y buscar un teléfono para llamar a emergencias.
Los sanitarios nada pudieron hacer por salvar la vida de la joven. “No quería estar con nadie más y quería pasar el resto de mi vida con ella. Me quitaron el mundo”, ha contado Walsh, de 20 años.
El propietario de la casa, Kevin Monahan, de 65 años, salió a la terraza y disparó dos veces, según el jefe de la Policía del condado de Washington, Jeffrey Murphy.
Monahan fue detenido imputado por homicidio.
El incidente ocurrió días después de que Ralph Yarl, de 16 años, resultara gravemente herido de bala en Kansas City, Missouri, después de ir a la casa equivocada para recoger a sus hermanos menores, y de que otras dos chicas fueran asesinadas en un aparcamiento en Texas al equivocarse de coche.