Una mujer muestra su recuperación siete años después de dejar la heroína: "Al principio fue una lucha"

  • Melissa Matos, una mujer de Virginia (EEUU), lleva siete años sin consumir heroína

  • Ha compartido las imágenes de su aspecto cuando era adicta y ha contado cómo se recuperó

  • Perdió su hogar y estuvo a punto de perder a sus hijos, pero años después ha logrado recuperarlo

Melissa Matos, una mujer de Virginia (EEUU), lleva siete años sin consumir drogas. Desde entonces, ha logrado recuperar su vida y ha compartido su historia para mostrar que se puede salir de la heroína.

Las imágenes compartidas por ella misma en sus redes sociales dan cuenta de que la vida de Melissa Matos ha tenido giro radical. Melissa Matos publica fotos de su aspecto en Facebook visiblemente demacrada, con heridas en el rostro y totalmente desencajada.

La historia de la recuperación de Melissa Matos

Ahora, dice en declaraciones en exclusiva para el 'Daily Star', “me he convertido en una nueva persona con una nueva vida”. Se puede apreciar en las imágenes. Nada tienen que ver con la Melissa de hace siete años.

El 1 de marzo de 2016, decidió dejar la heroína. Había perdido su casa y los servicios sociales estaban a punto de quitarle la custodia de sus dos hijos por su consumo habitual de drogas.

Cuenta que su adicción comenzó con los analgésicos y con el Xanax, no con la heroína. Los médicos le recetaron una serie de medicamentos porque padece fibromialgia y Xanax para la ansiedad. Cuando vieron que se había vuelto “muy adicta”, le redujeron la dosis.

Pero, en ese entonces, había empezado una relación con un hombre adicto a la heroína. “La trajo un día a casa y dijo: ‘Escucha, es lo mismo que tomar pastillas’”.

Y así comenzó a consumir. En seis meses, “lo había perdido casi todo”. “Fue un declive muy rápido en mi vida. Fue aterrador”, expresa. Se encerraba para inyectarse la droga a escondidas de sus hijas, pero dejaba manchas de sangre en el baño y en las sábanas y se quemaba ella misma con los cigarros al quedarse dormida.

"Mi hija mayor me traía comida y bebidas, me frotaba la cabeza, se quedaba a mi lado como lo haría una madre cuando su hijo estaba enfermo. Cuidaba a su hermana pequeña, la ayudaba con la tarea, la ayudaba a prepararse para la escuela”, dice, porque ella “no era capaz” en ese estado.

Ahora, siete años después, se dedica a ayudar a otros. “Al principio fue una lucha”, reconoce, pero dos años después de dejar la heroína, desapareció la necesidad de drogarse.

Ha logrado recuperar su hogar. “Mi primer pensamiento siempre son mis hijos. Lo más importante es que nunca podré volver a hacerles daños, ni correr el riesgo de perderlos o morir", expresa.