La colaboración de España y Ucrania no solo se limita a la ayuda militar o a la acogida de refugiados. Más de medio centenar de soldados ucranianos que han resultado heridos en combate frente a las tropas de Rusia se recuperan en nuestro país. Sus palabras constatan por lo que están teniendo que pasar.
Han sufrido la peor cara de la guerra. "Hubo un ataque, explotó un misil, era como una bola de fuego", cuenta Oleksander. Este militar, que estaba trasladando a un herido en ambulancia, perdió dos piernas y una mano, pero no su determinación. "La guerra nos ha destrozado la vida y el país, pero vamos a reconstruirlo y a lograr la paz".
Volodymir también perdió una extremidad al pisar una mina. "Tenía que evacuar a un militar y al cogerle pisé una mina y perdí la pierna", cuenta el soldado, que ve cómo otros de sus compañeros heridos no se lo pensarían para volver al frente de batalla. Uno de los militares que le acompaña en el centro hospitalario de Zaragoza en el que les atienden presenta lesiones por la metralla de un misil: "Es una promesa, un deber".
Andreii, otro soldado ucraniano, se recupera de las heridas que se produjo al eyectarse de su avión y caer preso por los rusos: "Tuve que eyectarme. Me capturaron, me intercambiaron por un militar ruso". Son ejemplos de algunos de los militares que se recuperan en el hospital militar de Zaragoza. Tratan de sanar sus heridas de guerra, pero no solo las físicas: "Puedo con el ruido de las alarmas, pero no con las pesadillas".
Los sanitarios y expertos que están con ellos empatizan con sus vivencias: "Tienen su drama personal, tienen su drama familiar... No solo tenemos que tratar la lesión, muchas veces tenemos que hablar con ellos un poco para hacerles sobrellevar todos estos problemas." Para ese apoyo médico y emocional cuentan con la ayuda de los intérpretes de la asociación Aura.