Una madre ha recibido la noticia de que le quedan solo unos meses de vida después de que los médicos, "torpes", según les califican medios nacionales, descartaran inicialmente sus síntomas de cáncer creyendo que eran efectos secundarios de la vacuna contra la covid19 de Pfizer o incluso de una infección de transmisión sexual (ETS). Es la historia de Katie Pritchard, una mujer británica de 37 años del municipio de Stratford-upon-Avon, al sur de Birmingham, en Inglaterra (Reino Unido).
Según ha apuntado la familia de la mujer, que se desempeña como directora de enfermería, cuando fue atendida, una profesional sanitaria (de un centro ajeno al suyo) le dijo que "no había nada de qué preocuparse", después de que detectara un bulto en su cuerpo. Asimismo, los médicos de cabecera le sugirieron en enero de 2022 que podría deberse a un "prolapso de vejiga por tener hijos" o a una ETS. Esta última insinuación le pareció un "insulto" a la madre, ya que había estado con su pareja durante 17 años, recoge 'Daily Mail'.
Algunos expertos, según apunta el rotativo inglés, aseguran que las vacunas, en algunos casos, pueden causar inflamación temporal de los ganglios linfáticos. No obstante, los médicos que atendieron a Katie no han explicado por ahora por qué pensaron que sus síntomas podían deberse a la vacuna del coronavirus o a una ETS. Descontenta con el seguimiento médico de su caso, la mujer -que trabaja en el Hospital General de Horton de Banbury-, pidió una cita con otro ginecólogo. Fue entonces cuando le diagnosticaron cáncer de cuello uterino.
Era febrero de 2022. Se sometió a un agotador curso de quimioterapia y radioterapia de seis semanas y fue "declarada libre de cáncer" el verano pasado. Sin embargo, la enfermedad regresó a finales de año. Katie dice que "pasaron por alto" su diagnóstico durante dos meses y medio antes de comenzar con el tratamiento, momento en el cual el cáncer se había propagado.
Antes de la dura recaída y el diagnóstico de solo unos meses de vida, pudo disfrutar de una boda familiar e incluso ha vuelto a jugar a su deporte favorito, el rugby. Fue durante un control de rutina que le realizaron en septiembre del año pasado cuando le detectaron un pequeño punto en su pulmón y su estado de salud ha empeorado. La británica asegura que hasta que no sufrió un "dolor insoportable" no la examinaron más a fondo.
"En este tiempo, el crecimiento en mi pulmón, que se sugirió erróneamente como una infección, había crecido considerablemente", ha agregado la mujer, que ha luchado por todos los medios para seguir junto a su familia. Ahora está tratando de recaudar 200.000 libras (a través de GoFundMe) para acarrear con los costes de medicamentos con los que pueda prolongar su vida, pero no están disponibles en el Servicio Nacional de Salud en Inglaterra (NHS). Ella espera que esto le permita pasar más tiempo con su futuro esposo Tom Cronin y sus hijos, Percy, de cuatro años, y Cass, de dos.