Una semana después de la catástrofe continúan saliendo a la luz nuevas imágenes del pánico vivido durante el terremoto en Turquía y Siria, cuya devastación ha provocado ya la muerte de más de 36.000 personas. Durante los momentos en que se desencadenaba el seísmo, muchos no tuvieron apenas tiempo de reacción, mientras otros, lejos de correr para salvar su vida, lo hicieron para preservar la de otros, como en el caso de dos enfermeras de una sala de neonatos que, como captaron las cámaras de seguridad de un hospital, se apresuraron para proteger las incubadoras.
Las imágenes, concretamente, tuvieron lugar en un hospital de Gaziantep, una de las zonas más afectadas por el desastre. Como le sucedió al resto de los ciudadanos, en el interior de sus instalaciones los temblores sobresaltaron a todos los que se encontraban en el centro que, asustados, comenzaron a correr en distintas direcciones. Mientras algunos parecían hacerlo hacia las habitaciones de los pacientes, otros se encaminaban hacia los pasillas y escaleras. Todo comenzaba a moverse, y la intensidad se incrementaba por momentos.
Entre el miedo y el shock, dos enfermeras se apresuraron a entrar en la sala de neonatos, donde permanecieron durante unos instantes que se hicieron eternos junto a las incubadoras, sujetándolas para protegerlas y que no se cayesen, preservando así la seguridad de los bebés.
Las imágenes, que han sido difundidas ampliamente a través de las redes sociales, han generado multitud de reacciones, con numerosos usuarios alabando el coraje de ambas, que pusieron en riesgo su vida para proteger a los recién nacidos.
Entre la oleada de muertes provocada por el terremoto, al que siguieron más de 2.700 réplicas para acrecentar todavía más el temor de la población, muestras de solidaridad como esta se suman a la del trabajo infatigable de los equipos de rescate, que en estos momentos, tras una semana de búsquedas y con todas las estadísticas en contra, siguen su labor con la esperanza de seguir obrando el milagro: hallar vida bajo los escombros cuando todo parece perdido.
En la zona se encuentran más de 35.000 trabajadores de los equipos de búsqueda y rescate, entre ellos 9.700 llegados de otros países, como España, cuyo contingente ha participado ya en alguno de esos milagrosos rescates, como el de Leyla, madre rescatada con sus dos niños pequeños por efectivos de la UME tras cinco días sepultados.