La desolación y la angustia tras el devastador terremoto que ha sacudido a Turquía y Siria continúa en medio de una búsqueda incansable por hallar supervivientes. Ya son más de 11.000 los fallecidos y todavía son muchas personas las que permanecen bajo los escombros, atrapadas o sepultadas. Con el tiempo en contra, cada rescate se celebra como una victoria frente a la muerte y la destrucción dejada por el seísmo.
Sobre el terreno, donde ya trabajan también los efectivos españoles desplazados a la zona para ayudar y formar parte de los esfuerzos de la comunidad internacional para combatir la tragedia, los rescatistas cubren las zonas afectadas con la esperanza de hallar vida.
En ocasiones, la situación es tan peligrosa que ni siquiera pueden acceder al lugar en el que se encuentran, mientras las familias, entre gritos desesperados, claman por ayuda para que no mueran tras todo este tiempo entre los cascotes.
La carrera es frenética, con los equipos de rescate consciente de que cada minuto que pasa es clave para las posibilidades de supervivencia de los afectados por la catástrofe. Excavando con sus propias manos cuando no se dispone de maquinaria, apoyándose con perros de búsqueda o con los propios civiles que participan para ayudar, los rescatistas buscan y celebran cualquier signo de vida, como refleja el momento captado en vídeo en el que detectan, con una cámara infrarroja, una mano moviéndose, clamando auxilio.
En condiciones durísimas, con unas temperaturas gélidas y las infraestructuras completamente dañadas, el trabajo continúa mientras el balance de víctimas mortales sigue creciendo. Ya son más de 11.000 muertos y más de 49.000 heridos entre Turquía y Siria, 8.500 de ellos en territorio turco.
"Hemos movilizado todos nuestros medios. El Estado está trabajando junto a las autoridades, con todos sus medios", ha dicho Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, quien ha declarado tres meses de estado de emergencia.
En total, más de 6.400 han quedado destruidos, derrumbándose ante la intensidad del seísmo.
Según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), "después del primer terremoto se han registrado otros 648, siendo el de mayor magnitud uno de 7,6 con epicentro en Elbistan". En las zonas afectadas se encuentran desplegados más de 96.600 agentes, trabajadores de organizaciones no gubernamentales, equipos de búsqueda y rescate y voluntarios. Turquía ha creado además un puente aéreo para el traslado de personal y materiales desde Estambul, Ankara y Esmirna.
Más allá, el Gobierno ha creado un Centro de Gestión de Crisis en el Ministerio de Defensa para "enfrentar” lo que Erdogan ha calificado como “el mayor desastre desde el terremoto de 1939", que dejó más de 30.000 muertos.