Sepultada y descubriendo apenas su rostro cuando los efectivos de los equipos de rescate excavaron con sus propias manos en el lugar en que se encontraba atrapada, Nour, una niña siria, se ha convertido en uno de los símbolos del desastre provocado por el terremoto que ha sacudido a Turquía y Siria. Con los escombros cubriéndole hasta el cuello, con su rostro amoratado y cubierto de polvo, su mirada al ser rescatada concentraba el pánico a una catástrofe que deja ya miles de muertos y heridos.
Las imágenes, compartidas por los llamados ‘Cascos Blancos’, cuyos integrantes trabajan sin descanso en la búsqueda de desaparecidos y posibles supervivientes, han tenido lugar en la localidad de Jindires, ubicada al norte de Siria, en el distrito de Afrin.
Entre los cascotes y un amasijo de hierros, la niña permaneció allí atrapada hasta que dieron con su paradero. En el lugar, los rescatistas comenzaron a retirar escombros hasta encontrarla y tratar de confortarla: "Papá está aquí, no te asustes". “Nour, querida, míralo. Habla con tu papá, habla. Dios te bendiga”, le dijeron, tal como recoge NIUS haciéndose también eco del milagroso rescate.
El terremoto que ha golpeado a Turquía y Siria deja ya más de 5.000 muertos. De ellos, más de 3.500 se contabilizan en territorio turco, mientras en Siria también se cuentan por miles. Los ‘Cascos Blancos’, multiplicando su trabajo en la zona en busca de quienes aún siguen desaparecidos y suplicando por encontrar más gente con vida, alertan de una situación dramática en la que faltan los recursos.
"Los esfuerzos de búsqueda y rescate continúan 29 horas después del terremoto en el noroeste de Siria, en medio de duras condiciones. Se espera que la cifra de muertos aumente de forma dramática, ya que hay cientos de personas aún atrapadas entre los escombros", han comunicado, implorando en un ruego desesperado “a todas las organizaciones humanitarias y organismos internacionales” que “brinden apoyo material y asistencial” para "dar respuesta a este desastre y ayudar de forma urgente a las víctimas del terremoto".
Con los centros sanitarios al límite en las zonas afectadas, el Ministerio de Sanidad sirio ha subrayado que “la alerta continúa en todos los establecimientos de salud públicos y privados”, donde se están coordinando los esfuerzos. “Están trabajando al máximo de su capacidad”, advierten.
Mientras tanto, en Turquía el presidente Recep Tayyip Erdogan, que ha calificado lo sucedido como "el mayor desastre desde el terremoto de 1939", que dejó más de 30.000 muertos, ha declarado el estado de emergencia durante tres meses.
En total, según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), más de 6.200 edificios han quedado completamente destruidos, principalmente como consecuencia del terremoto de 7,4 que sacudió el país de madrugada y de un posterior seísmo, ya a mediodía, que alcanzó la magnitud 7,6 en la escala de Richter.
Mientras tanto, el dolor y el miedo continúan, con más de centenar de réplicas registradas tras el terremoto inicial.