Mariah es una niña de 8 años que vive en la localidad de West Bloomfield, en Michigan (Estados Unidos). La menor se ha convertido recientemente en una auténtica heroína para su familia puesto que, gracias a sus envidiables reflejos, consiguió salvar la vida de su bisabuela, Patricia Lynch, de 79 años, quien quedó atrapada debajo de su propio vehículo después de ser atropellada. Por otra parte, el llanto de un niño de dos años evitó la muerte de su abuela en León.
El casi trágico suceso ocurrió cerca de la puerta del domicilio de Mariah después de que su bisabuela, como en otras tantas ocasiones, la recogiese a la salida de la escuela. La niña, que ha recibido infinidad de elogios de los internautas a través de las redes sociales, explicó a 'Good Morning America' que la señora salió del vehículo una vez que creyó que había aparcado correctamente. Sin embargo, no fue así, puesto que Patricia había dejado metida la marcha atrás. Fue entonces cuando el coche comenzó a moverse y ella, al intentar detenerlo, acabó bajo el mismo y con uno de los neumáticos encima de su pie.
Mariah, afortunadamente, no tardó en reaccionar ante el accidente y evitó sufrir males mayores a Lynch tras recordar lo que siempre hace su madre, Porchia Lane, una vez que aparca el vehículo. "Saqué las llaves del encendido. No sabía que tenía el pie arrollado (por la llanta), pero sabía que aún podía lastimarse porque su cuerpo estaba debajo del coche", explicó al conocido programa de televisión.
Acto seguido, la avispada estudiante de segundo grado corrió a buscar ayuda y a alertar a su progenitora. Porchia salió a socorrer. "Pensé que era una entrega porque al principio no escuché los gritos. A medida que me acercaba al vehículo, fue cuando comencé a escuchar a Mariah gritar y vi los zapatos de mi abuela en mitad del camino de entrada. Ni siquiera podía verla todavía, así que estaba incrédula", declaró Lane.
Tras percatarse de que Patricia tenía la pierna atrapada y el pie debajo de la rueda, se pusieron manos a la obra para socorrerla, inmovilizando la zona afectada con una toalla mientras llegaba la ambulancia. El hecho, como en el mejor de los cuentos, tuvo un final feliz. La víctima no sufrió fracturas, aunque sí tuvo que recibir varios puntos de sutura y transfusiones de sangre.
Después de dos semanas ingresada en el Trinity Health Oakland Hospital, Lynch recibió el alta. Ahora ya podrá continuar con su vida cotidiana, no sin antes afrontar unas cuantas sesiones de fisioterapia.