Con el entierro de la Reina concluyen 10 días de luto oficial y empiezan las decisiones en torno al nuevo monarca. Sobre la mesa, detalles como la fecha de la ceremonia de coronación de Carlos III o confirmar si mantendrá el palacio de Buckingham como residencia oficial. Cuestiones menores teniendo en cuenta los retos a los que se enfrenta la monarquía británica.
El fallecimiento de la reina Isabel II ha logrado reunir a toda la familia real británica como hacía mucho tiempo. Es posiblemente el mejor punto de partida para el nuevo monarca, que afronta, sin embargo, retos mayúsculos.
Para empezar tiene sobre la mesa las crecientes aspiraciones independentistas dentro del país. Escocia busca un referéndum, e Irlanda del Norte, cada vez se acerca más a la reunificación con Dublín.
La supervivencia de la Commonwealth es otro gran desafío. Entre las 14 naciones que quedan del antiguo imperio británico aumentan los anhelos republicanos. Es el caso de Barbados, con un referéndum pendiente.
El rey Carlos lidera la jefatura de un nuevo país tras el terremoto del Brexit y al borde de la recesión económica. Para colmo, varias reacciones airadas del monarca durante los actos de luto por la muerte de Isabel II han hecho que no haya empezado del todo con buen pie. Además, está por ver si alcanza esa actitud de neutralidad que hizo grande a su madre durante las siete décadas de su reinado.
No obstante, a sus 73 años, el monarca Carlos III difícilmente dispondrá de tanto tiempo.