Miles de ciudadanos británicos están dando su último adiós a la reina Isabel II. Muchos de ellos salen emocionados, entre lágrimas, después de despedirse de la que ha sido su reina durante 70 años.
Para poder ver por última vez a la reina hay que esperar colas de largas horas. Un esfuerzo que para los británicos que acuden, "merece la pena".
Más de 26.000 personas han desfilado por la catedral de Edimburgo para darle el último adiós a la reina Isabel II, en una capilla ardiente de 24 horas previa al traslado del féretro a Londres este martes por la tarde.
El Gobierno escocés ha informado en Twitter del cierre de la cola de acceso, para evitar que la multitud se siga agolpando antes de la salida del cortejo fúnebre. "Más de 26.000 personas han tenido ya una oportunidad de mostrar su respeto", ha dicho.
La emoción de los británicos se expresa con la mano en el pecho o con el silencio abrumador en la kilométrica fila de devotos monárquicos que no se ha interrumpido ni durante la noche. En el interior de la catedral de Edimburgo uno de los momentos más solemnes fue el de la vigilia. El rey Carlos y sus hermanos protagonizaron una guardia simbólica ante el féretro de la monarca que esta tarde será trasladado a Londres.
Por su parte, el soberano ha viajado hoy hasta Irlanda del Norte, donde los unionistas le han dado un caluroso recibimiento en las calles y por primera vez se reunirá con los gobernantes católicos del Sin Fein, los herederos políticos del extinto Ira, cuyo ejercito asesinó, entre otros, al tío favorito del Rey Carlos, Lord Mountbatten.