Con motivo de la proclamación del nuevo rey Carlos III, la bandera ha vuelto a ser izada en el Palacio de Buckingham, después de que luciera a media asta tras el anuncio del fallecimiento de la reina Isabel II. Los británicos siguen acercándose hasta allí para llevar flores y dejar mensajes de duelo.
El sentir de los británicos sigue siendo hoy el de un pueblo dividido, entre el duelo por su reina y la emoción de recibir a su nuevo rey. Decenas de personas han aprovechado su día de descanso para acercarse con flores hasta el palacio de Buckingham. Unos para rendir para rendir su pequeño tributo a la reina; otros, como Jodan y Grace se han detenido para escribir un mensaje al nuevo monarca, a quien le desean mucha suerte.
En un parque muy cercano, se han producido muestras espontáneas de flores y tarjetas en altares improvisados entre los árboles.
Marta, española que trabaja en Londres, ha venido con su novio y amigos contagiada de ese fervor de los británicos por la realeza: “Ellos lo viven como si se hubiera muerto su abuela”.
Paco, turista en la capital londinense y testigo del histórico momento, se muestra impresionado: “Sorprende ver cómo aprecia aquí la gente a la reina y sus tradiciones y todo eso. Te deja así un poco impresionado”.
La devoción de un pueblo que lleva la monarquía en su ADN se escenificaba en esa multitud, que con dificultades intentaba acercarse al lugar de las ofrendas junto a la residencia real. Y allí, muchas familias británicas resumían el sentimiento de todo un país.