Máxima preocupación por la seguridad en la central nuclear de Zaporiyia. Su reciente desconexión total de la red eléctrica ucraniana ha puesto en alerta a toda la comunidad internacional, que en este suceso inédito ve multiplicados los riesgos de que pueda producirse una nefasta catástrofe. Rusia persiste en la utilización del miedo a un accidente nuclear como un arma de guerra, y ello no deja de acrecentar las posibilidades de que ocurra un suceso de devastadoras consecuencias, como alertan los expertos.
En el marco de la invasión rusa, que ya dura más de seis meses y no deja de provocar dramáticas imágenes por unos ataques que no cesan, la central de Zaporiyia cayó en manos rusas en el mes de marzo, y desde entonces el plan del Kremlin ha seguido su curso: generar tensión, provocar pánico e intentar hacer ver que es Ucrania la que está poniendo en riesgo la seguridad de las instalaciones al mismo tiempo en que intenta hacerse con el control total de las mismas, lo que incluye no solo sitiar la central, sino además buscar que el suministro eléctrico deje de proveerlo la red ucraniana para que pase a estar bajo la red rusa; en su poder.
Para lo primero, –para intentar dar la imagen de que es Ucrania la que, con sus ataques, pone en riesgo la situación de la central–, los soldados rusos han llegado a abrir fuego contra los pozos de cenizas de la central, los cuales concentran una importante cantidad de residuos tóxicos, al almacenar la ceniza que produce Zaporiyia durante sus operaciones. De ese modo, lo que consiguen es generar grandes nubes de humo tóxico, culpando al mismo tiempo a los de Zelenski, intentando hacer ver que lo ha provocado el ejército ucraniano en su intento de reconquistar la central.
Este jueves, la desconexión de Zaporiyia, de hecho, se produjo tras un incendio en uno de esos pozos, lo que derivó en la desconexión total de la red eléctrica “por primera vez en la historia de la central”, que es la más grande de Europa.
Fue el operador ucraniano ‘Energoatom’ el que confirmaba lo sucedido informando de la desconexión completa, atribuyéndolo a "acciones de los invasores" a través de un comunicado. Según su versión, la paralización del suministro tuvo lugar a raíz de ese incendio en las inmediaciones.
Rusia, por su parte, dando un giro a la misma, informaba de un corte en el suministro eléctrico de toda la región por un cortocircuito derivado, a su vez, de un incendio en un campo cercano a las instalaciones, supuestamente a raíz de un bombardeo perpetrado por el Ejército ucraniano.
En cualquier caso, el incendio provocó la desconexión de la última línea eléctrica que suministraba electricidad a la planta, una vez había ya otras tres líneas dañadas, mientras dos de las tres líneas de emergencia se inhabilitaron recientemente, algo sobre lo que lleva tiempo alertando el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Para el segundo gran objetivo ruso, –el de hacerse con el control total de la central para usarlo como fuerza–, el Kremlin ha trazado un plan orquestado desde el comienzo, y durante todo este tiempo ha estado buscando una excusa para desconectarla de la red ucraniana, algo que finalmente ha encontrado con este último incendio. Así lo asegura Petro Kotin, director de ‘Energoatom’, en una entrevista concedida a The Guardian, en la que explica los gravísimos riesgos que puede tener la peligrosa táctica rusa. En ella, señala que Moscú siempre ha tenido un plan perfectamente preparado para la central, y de hecho afirma que se lo presentó "a los trabajadores de la planta”. El objetivo, indica, era “causar un gran daño en las líneas eléctricas que la conectan con el sistema ucraniano”, y eso es lo que señala que comenzaron a hacer, iniciando los bombardeos “para eliminar esas líneas”.
De este modo, detalla, el fin es desconectar Zaporiyia del sistema ucraniano para usar su propia red y, de ese modo, obtener el control absoluto, mientras de esa forma se garantiza evitar intentos de sabotaje por parte de Ucrania.
El plan del Kremlin, asegura, es claro, pero nada sencillo, porque los riesgos que entraña llevarlo a cabo y materializarlo son enormes y podrían provocar daños incalculables; un fallo catastrófico de consecuencias devastadoras para todos.
El proceso de desconectar completamente Zaporiyia para hacer que el suministro caiga del lado ruso supone la necesidad de utilizar un tiempo considerable, y durante ese intervalo el funcionamiento de la central, –y específicamente de la energía que se dedica al enfriamiento de las piscinas donde se controla la temperatura de las barras de combustible que se emplean en los reactores nucleares– estaría supeditado exclusivamente a un generador de diésel de respaldo. Esto quiere decir, básicamente, que si este por algún casual fallase, no habría ninguna alternativa, por lo que pasada “una hora y media” sin esa refrigeración, podría llegar a producirse una fusión del núcleo del reactor; una situación crítica.
A este respecto, Kotin también ha manifestado preocupación por la situación ya existente previamente en el interior de la central, desde donde la pasada semana se filtraron imágenes del interior con la presencia de camiones rusos, algo que, según el director de ‘Energoatom’, es sumamente grave porque se ubicaban cerca de dos reactores que siguen operando, y, en caso de incendio, podrían bloquear la entrada de los bomberos para apagarlo. “Es una situación muy peligrosa no solo para Ucrania, sino también para el resto del mundo, porque nunca se puede saber cuál sería la dirección del viento”, explica.
Al mismo tiempo, Kotin reza por los cerca de 9.000 trabajadores que siguen trabajando en el interior de la planta, de una plantilla de 11.000. Muchos de ellos evacuaron a sus familias, pero decidieron permanecer en la central por la necesidad de manos expertas que puedan mantener la central y operar en ella. Según algunas informaciones, además, uno de los empleados puede haber sido golpeado hasta la muerte, mientras cerca de 200 se cree que han sido detenidos por soldados rusos. No obstante, muchos de ellos resultan claves para Rusia, dada su formación en las instalaciones y las actualizaciones que se realizaron en ella.
Entre tanto, mientras este viernes ha quedado reestablecido el funcionamiento de los dos reactores de la central, la OIEA va a enviar una comisión de expertos a la zona para valorar los desperfectos y realizar los test pertinentes; una inspección que solo se llevará a cabo los próximos días si el Kremlin lo permite.