El distrito escolar de Cassville, al sur del estado de Misuri, EEUU, ha aprobado traer de vuelta el castigo físico a sus estudiantes a través de una paleta o pala de ‘paddle’ con la que azotarles. Cuesta creer que sea cierto y parece una medida propia de otros tiempos ya lejanos, sin embargo, son múltiples medios nacionales e internacionales los que ya se han hecho eco de ello provocando que la noticia dé la vuelta al mundo y se propague más allá de las fronteras de Estados Unidos para crear un debate social y una polémica que, desde las redes sociales, se extiende mucho más allá de América.
En pleno año 2022, por inverosímil que parezca, las escuelas públicas de Cassville adoptarán este cambio de política que parecía ya olvidado. Así, los alumnos podrían enfrentarse a un “castigo corporal” como sanción disciplinaria, siempre y cuando, eso sí, los padres lo consientan, según ha expresado el superintendente Merlyn Johnson, quien ha tratado de justificar la controvertida decisión:
“Las quejas que hemos escuchado de algunos de los padres es que no quieren que sus estudiantes sean suspendidos (ante una falta disciplinaria grave). Quieren otra opción”. “Entonces, esta es solo otra opción que podríamos usar antes de llegar a ese punto”, señala, escudándose en que todo nace del resultado de una encuesta enviada el año pasado, en el que los progenitores señalaron que la disciplina era una de sus mayores preocupaciones.
De hecho, Johnson, que en un primer momento dijo que no acabaría haciendo lo que sí ha acabado materializando, y quien ha llegado a calificar la “medida disciplinaria” como “anticuada”, sostiene que, para sorpresa de muchos, había en ella más interés del esperado.
“Empezamos a generar ideas sobre lo que podíamos hacer y el castigo corporal fue una de ellas”, afirma en declaraciones recogidas por USA Today, donde añade que entre las medidas también se contempló la creación de una ‘Academia de Éxito’ y una restricción de los teléfonos móviles y otros dispositivos con conexión a Internet.
Supuestamente, según indica, la medida se aplicará “cuando todos los demás medios alternativos de disciplina hayan fallado, y solo en forma razonable con la recomendación del director” de cada escuela. Además, precisa, ese castigo corporal solo se efectuará en presencia de un testigo certificado, y nunca en presencia de otros estudiantes.
“Cuando sea necesario usar el castigo corporal, se administrará de manera que no haya posibilidad de lesiones o daños corporales. No se permite golpear a un estudiante en la cabeza o la cara", dicta la polémica norma, que además añade que el único castigo permitido es “golpear las nalgas con una paleta”.
Convencido de la medida, Johnson señala que, pese a que el refuerzo positivo les "encanta" y “funciona con muchos niños”, otros “juegan y sus comportamientos no cambian”.
La medida, como es de esperar, ha causado un shock enorme entre algunos padres, que se manifiestan con suma indignación contra una medida que consideran que lejos de educar en nada procura, de forma violenta, someter al alumno por medio de un castigo físico, en lugar de escucharle, atender sus problemas y mediar, a través de la comunicación, para intentar reconducir la situación, aplicando en su caso sanciones disciplinarias amparadas en la pedagogía.
“No creo que sea apropiado. Siento que si tuvieran una salida diferente, como servicios de asesoramiento en la escuela en lugar de castigos corporales, esa sería la respuesta más apropiada”. “Al final del día, tienen que sujetar al niño y azotarlo para hacer que sea sumiso, cuando ese no es el problema. Es el hecho de que necesitan ser escuchados porque los niños actúan por diversas razones”, denuncia, en declaraciones a The Hill, Miranda, una madre con tres niños escolarizados en escuelas de Cassville.