Varios líderes mundiales, encabezados por Emmanuel Macron, buscan una 'salida digna' para Vladímir Putin

La guerra de Rusia en Ucrania se prolonga (cumple 106 días) y eso ha sumergido a medio mundo en una crisis económica, social y alimentaria que podría agravarse aún más después del verano. Por ello, varios líderes mundiales, encabezados por el presidente francés Emmanuel Macron, buscan 'una salida digna' para Vladímir Putin y que la invasión termine lo antes posible.

Emmanuel Macron es partidario de mantener una vía de comunicación, de diálogo, con el presidente de Rusia, a pesar de que no haya dado frutos por ahora. Es algo que lleva defendiendo desde el inicio de la invasión y que comparte también con el canciller alemán, Olaf Scholz.

Sin embargo, el presidente de Francia se mostró hace unos días aún más contundente. Insistió en la necesidad de no humillar a Rusia para, así, construir un camino de salida a este conflicto. Declaraciones que no sentaron nada bien al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pero tampoco a algunos de los socios europeos, como Polonia.

Volodímir Zelenski, a Emmanuel Macron: "A nosotros no nos están humillando, nos están matando"

"Queremos detener la guerra que ha comenzado Rusia sin hacer la guerra y sin escalada". Macron dejó clara su postura ya desde el comienzo de la invasión y la ha mantenido. Sin querer llamar "genocida" a Putin, como hizo Joe Biden, y declarando ahora que la solución pasa por no humillar a Moscú.

"A nosotros no nos están humillando, nos están matando", ha respondido sarcásticamente el presidente Zelenski. Desde Polonia, uno de sus grandes aliados, el presidente Andrej Duda, ha sido más duro: dice que hablar con Putin, como hacen Macron y el canciller alemán, es como hacerlo con Adolf Hitler durante la II Guerra Mundial.

El presidente ruso, por cierto, se acaba de comparar con el zar Pedro 'el Grande' por recuperar para su país lo que, según él, es suyo. Lo cierto es que la guerra está desgastando en el frente y también en la retaguardia. Los países occidentales no disparan, pero sufren ya la inflación desbocada, es decir, el empobrecimiento generalizado. También la desestabilización social y política. Ambos efectos irán a más, no a menos. Y eso Macron y Scholz lo saben.