Ucrania vive ya el día número 93 de la guerra provocada por Rusia. La invasión del territorio por parte de las fuerzas del Kremlin continúa tres meses después entre el estruendo de los bombardeos y el fuego de la artillería.
En Dnipró, la segunda ciudad más importante de Ucrania, el ataque sobre una base militar ha dejado al menos 10 muertos.
El bombardeo se ha producido durante la noche, y han sido concretamente tres misiles los que han impactado a las 4:15 de la madrugada. Varias explosiones que se han escuchado en toda la ciudad han precedido a importantes columnas de humo formándose entre los edificios de las inmediaciones. El objetivo era un cuartel de la guardia nacional, y ha demás de las 10 víctimas mortales ha dejado al menos 35 heridos, algunos de ellos grave.
La situación, no obstante, no solo está empeorando en esta región. En el Donbás, los ataques nuevamente se están intensificando, con combates cada vez más crueles. Las tropas de Vladímir Putin ya han tomado la ciudad de Limán, donde se estaban librando duras batallas.
Por su parte, la nueva Mariúpol se llama Sievierodonetsk, en el punto de mira de las fuerzas rusas, que han sitiado esta ciudad de 100.000 habitantes, esencial para abastecer a las tropas ucranianas en el frente de Lugansk.
En la zona atacada ya solo se puede estar a salvo bajo tierra. Un búnker de hormigón que alberga a unas 100 personas, casi todas mayores, refleja ante las cámaras la dramática situación: muchos en el lugar tosen constantemente, porque además han sufrido un brote de tuberculosis.
“Hay muchos enfermos con fiebre, pero no tenemos medicinas”, explica una ucraniana del lugar, quien no obstante mantiene una determinación inquebrantable para resistir a la oscuridad de la guerra.
Solo disponen de media hora de electricidad al día, para cargar el teléfono, asearse y rellenar las garrafas de agua.
Los rusos están a las puertas de la ciudad y saben que hoy es el último día en el que podrán salir. Tras la caída de las vecinas Popasna y Limán, nadie sabe cuándo tiempo resistirá Sievierodonetsk, la llave que Putin necesita para controlar toda la provincia de Lugansk.