Los gritos de los padres del colegio de Texas estremecen. Son los momentos en los que ya son consciente de que un joven con un rifle ha entrado en el colegio de Uvalde (Texas) con la intención de matar. Y no entienden la parálisis policial. El dolor en la vigilia por los 19 muertos ante la inexplicable y malvada acción de Salvador Ramos, que con tan solo 18 años, decidió que acabar con su vida y la de decenas de niños que estaban empezando a vivir era la mejor manera de reivindicarse ante el mundo se suma ahora a la indignación ante la parálisis policial. Hablamos de un vecindario eminentemente latino, aunque las autoridades policiales señalan que se esperaban refuerzos.
La decepción con la policía queda patente en un vídeo que los propios padres han colgado en las redes sociales, en el que se evidencia que ellos intentaron entrar ante lo que creyeron que era una actuación pasiva de los agentes. “Están ahí fuera, ¿por qué no entran? Los padres deberíamos entrar. Todos los padres debemos ir”, se escucha, en medio de comentarios cargados de insultos. “Son nuestros hijos, ellos no se pueden defender por sí mismos del pistolero”, lamentan.
Las autoridades policiales reconocen ahora, que tardaron una hora en entrar al centro y abatir al asesino. Durante 60 minutos, Salvador Ramos estuvo atrincherado en una clase, disparando contra todos. Una masacre que suma víctimas colaterales. Como el marido de Irma, una de las profesoras del centro, que ha fallecido víctima de un infarto. Joe Biden viaja este domingo a Uvalde, donde el martes morían a tiros 19 niños y 2 profesoras