Beto O'Rourke, un excongresista demócrata, ha plantado cara al gobernador de Texas este miércoles por señalar en rueda de prensa que el tiroteo que acabó con 21 personas asesinadas en una escuela primaria de Uvalde "no era predecible" y que el autor de los hechos tenía "problemas mentales". A escasos metros del estrado, ha acusado a Greg Abbott de no hacer nada contra la violencia de las armas.
“No estás haciendo nada, no estás ofreciendo nada. Dijiste que esto no era predecible cuando era totalmente predecible, solo que elegiste no hacer nada", señaló. Algunos de los funcionarios republicanos en el escenario denunciaron rápidamente lo ocurrido. Le insistían en "sentarse", ya que estaba "fuera de lugar". El alcalde de Uvalde, Don McLaughlin, incluso le acusó de utilizar el asunto para "hacer un tema político".
Antes de que le expulsaran, O'Rourke, quien se postula para gobernador contra Abbott, recriminó al gobernador su empeño por impedir normas de control de armas que hubieran evitado la masacre. "Esto depende de que elijas hacer algo diferente. Si no seguirá sucediendo. Alguien tiene que defender a los niños de este estado o seguirán siendo asesinados como ayer en Uvalde", sentenció.
Tensión por el uso de las armas y la Segunda Enmienda. La Asociación del Rifle, con la que mantiene vínculo el gobernador, así como otras organizaciones, tratarán la cuestión de poseer fusiles de asalto con las autoridades estatales. Joe Biden ha asegurado estar "cansado" de que se repitan estos incidentes y pide frenar el uso de estas armas. Un capítulo que siempre se abre pero nunca se cierra.