Malú ha sido la última invitada del podcast de Vicky Martín Berrocal, A solas con. La cantante ha asegurado que se encuentra en su mejor momento vital. Sin embargo, para llegar hasta donde está ahora, ha tenido que hacer frente a numerosos obstáculos que escondió y que no supo gestionar pero que, por suerte, ya ha podido dejar atrás. Algunos como la lucha constante sobre su aspecto físico. "Creo que es la primera vez que me quiero en mis 42 años", se ha sincerado la artista.
Así, la intérprete de Blanco y negro ha reflexionado sobre el problema de salud que sufrió, aquella dificilísima etapa que se desconocía hasta ahora pero que condicionó su vida. "Trastornos de empezar a comer menos, de obsesión por la delgadez, por estar delgada, por estar físicamente como tenía que ser, y se me fue bastante de las manos", ha revelado.
"Yo seguía trabajando, seguía con mil cosas, no podía centrarme en eso (...). Estuve un montón de años. Quité todos los espejos y los pesos de mi casa para no ver constantemente mi imagen, cosa que es difícil porque te ves luego en otro sitio que no es el espejo", ha apuntado Malú.
Una lucha que tampoco supo gestionar debido a la atención mediática constante que recibía. "Hubiera sido un escándalo mediático y no queríamos que pasara".
Tras mucho tiempo luchando contra su aspecto físico, un amigo le recomendó ir a un psiquiatra. Esa decisión fue la que le ayudó a salir adelante. "Fui y le conté que había tenido trastornos alimenticios. Me preguntó y le dije: 'A mí en su momento me dijeron que era anoréxica y tal y cual'. Le dije que tenía esa enfermedad y me dio una charla muy chula, bastante corta y tonta, en la que me preguntó a qué edad había empezado'. Y me dijo: 'Tú no eres anoréxica, tú tienes conductas, pero no lo eres. Porque eso se fragua de otra forma, mucho antes. Tú tienes otra cosa'. Así que llegué a mi casa y dije: 'Oye, que no estoy enferma, no me pasa absolutamente nada, se acabó'. Seguí en mi dinámica de no pesarme y hasta hoy".
Visiblemente emocionada, Malú ha reconocido que hablar por primera vez sobre esto es un paso muy importante. "Nunca lo había contado. No sabía ni cómo contarlo porque no lo había contado nunca". Y ha añadido: "No es fácil salir de ahí, pero se sale (...). La terapia me ha cambiado la vida. No la dejo ni loca, ni en Navidad (...). No está mal que nos den de vez en cuando herramientas para gestionar las emociones, porque las emociones nos destrozan. Ahora vivo la vida de una forma más real, tranquila, relajada, sin tanto complejo, sin tanto miedo, sin tanta inseguridad".
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