La infanta Sofía cumplió en abril 17 años, una edad preciosa para hacer balance de su trayectoria pública y del camino a recorrer y que está a punto de dejar atrás. La gran desconocida de la Familia Real está madurando progresivamente con excelentes resultados en cuanto al plan marcado por Zarzuela para que tenga su lugar privilegiado, pero a la vez no ensombrezca la presencia de su hermana la princesa Leonor. Es lo que podríamos denominar como un plan institucional de comunicación para el protagonismo en segundo plano. Seguramente es lo que veamos este viernes 25 de octubre en los Premios Princesa de Asturias 2024, presididos por los reyes Felipe y Letizia y con la presencia de la princesa Leonor y su hermana.
Si observamos sus apariciones en público, desde hace unos años, la timidez e inseguridad que mostraba, están siendo superadas en las últimas comparecencias donde ha quedado patente que se cuida mucho de medir las expresiones y su lenguaje no verbal para no eclipsar a su hermana. Hay discreción en el gesto, la mirada, el movimiento corporal y las manos.
Sus únicas fotos oficiales en solitario son las que se realizaron con motivo del inicio de su formación en Gales donde apreciamos el perfecto manejo que tiene de la sonrisa abierta y natural que muestra. Su rostro nos proyecta estratégicamente a una joven de carácter abierto, que no quiere desvelar por el momento sus valores en presentaciones públicas hasta que llegue el momento de la presentación del concurso fotográfico de Patrimonio Nacional, su puesta de largo oficial de cara a la galería.
"Objetivo Patrimonio. Concurso de Fotografía Infanta Sofía", su primer compromiso institucional, está siendo trabajado especialmente por los asesores de la Familia Real para que Sofía brille con luz propia en el acto y muestre a los espectadores que es capaz de representar un digno papel oficial como representante de la Corona.
Los aspectos que debería trabajar especialmente, para que sea un evento positivo para la proyección de su imagen se centrarían en dominar el espacio escénico con la mayor desenvoltura posible y dirigir su mirada especialmente a los premiados para involucrarles en el acto. Expresar de manera verbal con contundencia y sencillez será otro de los retos y objetivos que deberá conseguir para pasar esta primera prueba institucional en solitario.
Sofía tiene una fuerte complicidad emocional con sus padres, especialmente con su madre, y de manera muy evidente con su hermana. Es la amiga y cómplice de Leonor en los encuentros de familia. Así quedó de manifiesto en las sesiones fotográficas de los Jardines del Palacio Real, con motivo del 20 aniversario de boda de los reyes, donde se mostró con toda espontaneidad, pero a la vez observamos cierta precaución en los gestos para no sobresalir de un prudente segundo plano.
Las miradas que se cruzan entre Leonor y Sofía están llenas de enganche a las situaciones que viven juntas. Es como si hubiera un rayo luminoso que va de los ojos de una a otra con el afán de hablar con la mirada sin mediar palabra. Es lo que se denomina "mirada cómplice", que es una comunicación silenciosa de profunda conexión entre dos personas con un código que solo ellas conocen, que es motivo de orgullo de Leonor por ser Sofía uno de sus apoyos en el largo camino a la sucesión.
Esa mirada conectada entre las hermanas nos está dando las claves de que a día de hoy hay plena confianza entre ambas. Las miradas que cruza Sofía con su madre son también de una fuerte conexión, pero desde la admiración, y con su padre son muestras de cariño y profundo respecto.
Una de las evidencias de la imagen cómplice entre las hermanas estuvo patente en la pasada edición de los Premios Princesa de Girona, en el taller de Jaume Plensa y otros lugares, donde Sofía sabe estar al lado de Leonor, pero como sombra de ella, más que un plano de papel protagonista. Unas fotos espontáneas, sin preparación alguna, dejaron plasmada su imagen más natural al acompañar a los ciudadanos de la localidad Sant Feliu de Guixols y con los anteriormente galardonados y con sus padres.
Sofía está por descubrir, pero está en el camino más recto y rápido para convertirse en una excelente miembro y representantes de la Familia Real con la mejor presencia y actitud pública. Ahora tiene que ponerse a trabajar en su imagen, su comportamiento gestual, su voz y lenguaje para la expresión verbal en sus discursos.
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