Este pasado miércoles 19 de junio fue una jornada cargada de claves para analizar la situación y los momentos vividos por la Familia Real. De las casi lágrimas de Felipe VI al papel de Letizia como rectora de las emociones y cómplice con sus hijas para poner de relieve la figura del rey.
La jornada de la mañana nos dejó la evidencia de que se había generado una estrategia para esta jornada tan especial en que se cumplían diez años de la proclamación de Felipe VI. La tarde asentó la presencia de los cuatro miembros de la familia para poner el mejor broche a la conmemoración.
Desde la experiencia en comunicación de Letizia, trasluce un plan pormenorizado de qué hacer en cada momento con sus hijas para ensalzar y potenciar la figura del rey.
Entre los aspectos destacables de las diversas comparecencias públicas destaca que el rey es el centro de la acción, con un segundo plano severo y sobrio de Letizia y una actuación brillante de Leonor y Sofía como excelentes hijas.
La gran protagonista en la sombra de ayer fue la infanta Sofía, un descubrimiento que se viene fraguando desde hace años en el papel que cumple como hija y hermana. La hermana de la princesa Leonor es, desde un segundo plano, un motor para equilibrar el papel que juega cada uno de los miembros de la familia.
La imagen de los reyes y sus hijas desde el balcón hace diez años no tiene nada que ver con la actual ofrecida ayer. La proyección de ambas hermanas ha cambiado radicalmente, pasando de la imagen infantil de las niñas que eran entonces, a la presencia de dos jóvenes con personalidad arraigada, que quedó patente ayer durante toda la jornada. De la infanta Sofía destaca especialmente su altura y la forma elegante con que se desenvuelve en todos los ambientes.
La jornada que comenzó con el relevo de la Guardia Real en el Patio de la Armería ya nos muestra, desde la situación de los cuatro en el balcón central del Salón del Trono del Palacio Real, claves de comunicación que van del rostro de satisfacción de Felipe a la atenta mirada de Letizia con el acompañamiento de sus hijas, la sonrisa de Leonor y los ojos vivos y atenta mirada de Sofía.
A lo largo de la historia de las casas reales europeas, se han dado circunstancias que ponen de relieve el importante papel de las relaciones fraternales. De la agitada relación entre Isabel II y su hermana Margarita al papel protector y confidente de Irene de Grecia con la reina emérita Sofía, o la sombra de Benedicta, la hermana de Margarita de Dinamarca.
Las "hermanas reales" han tenido siempre un difícil papel que representar. En este caso de Leonor y Sofía, se está empezando a diseñar la figura de la hermana con un papel protagonista desde la prudencia, la segunda fila y la protección amistosa.
Es la clave de saber estar: dos pasos por detrás de la princesa Leonor para no restar protagonismo. Con este titular clave se va a fraguar el papel de Sofía como hermana discreta, sin querer molestar ni restar protagonismo.
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