El empleado de una tienda revela lo que le compró la princesa Leonor tras salir de fiesta por Marín

A finales del mes de agosto, Leonor de Borbón y Ortiz se incorporó "con gran ilusión" como guardiamarina de primero en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) donde continuará su formación militar, al igual que hizo su padre. El día a día de la princesa de Asturias volverá a ser muy parecido al que vivió en la Academia General Militar, en Zaragoza. Tiene que levantarse todos los días a las 06.45 horas, después, acudir cinco horas de clase por la mañana y tres por la tarde, realizar una hora obligatoria de gimnasia y meterse en la cama a las 22:30h.

La exigencia en el cumplimiento de sus tareas, sin embargo, se relaja durante los fines de semana. Aunque la mañana del sábado es lectiva, el resto del tiempo puede salir a la calle junto al resto de sus compañeros. Así lo hizo Leonor durante su primer fin de semana como residente en Marín y alumna naval. Vestida con un top blanco y unos pantalones vaqueros, la hija mayor de Felipe y Letizia fue vista durante una larga salida nocturna, que se extendió hasta las 5 de la mañana.

Los escoltas revisaron previamente la tienda 24h

La quedada comenzó en el municipio gallego, en la tapería D'Elvi, habitual entre los guardamarinas, para después pasarse por otros dos locales: La Farola y el Mask. Más tarde, Leonor se trasladó hasta la capital, Pontevedra, donde acudió primero a un conocido bar, La Botica, y después al pub Moncloa.

Como muchos jóvenes de su edad, antes de volver a 'casa' de madrugada y meterse en la cama, aprovechó para comprar algo de comer en un tienda con horario 24 horas. El empleado que se encontraba en el turno de noche y que la atendió, ha revelado al público lo que pidió la Princesa: los clásicos paninis, que ella misma comió y repartió entre sus compañeros.

Y, aunque la escena parezca la de cualquier otro adolescente divirtiéndose con sus amigos en una noche de verano, lo cierto es que la presencia de los escoltas llamaban la atención de todos los presentes. Ellos entraron antes que nadie en el establecimiento, para revisar que no hubiera peligros emergentes. También se quedaron en las puertas del local mientras todos los alumnos consumían el tentempié y todos tuvieron que esquivar las miradas y cámaras fotográficas de quienes les rodeaban.

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