La princesa de Asturias está dando pruebas de la total integración con sus compañeros de la Escuela Naval de Marín. Se siente muy cómoda entre ellos, es una más por las imágenes que hemos podido ver de su grupo. Hay una Leonor segura en sus movimientos y exposición pública, con mirada muy sincera y sonrisa de felicidad. Los vecinos de las zonas próximas a Moaña, donde ha disfrutado de la gastronomía y el ocio nocturno, manifiestan que han visto en ella a una persona amable que llega a pasar desapercibida por no ser diferente a los demás.
Leonor está educada en la discreción, la cautela y el saber estar en cada situación. El “donde fueres haz lo que vieres” se manifiesta en la relación personal con los demás integrantes de su promoción. Con algunos ya hay vínculos de amistad notables que seguramente perdurarán en el tiempo. En esta está reafirmando sus mejores habilidades de comunicación en el trato personal y fomentando su competencias y destrezas en la expresión verbal y gestual.
Tras el periodo veraniego de descanso, en el inicio de su formación en la Armada, seguimos observando, en sus gestos y lenguaje no verbal, a una persona cada vez más firme y adulta, sin perder el encanto de una juventud llena de frescura y espontaneidad. Para ella ir de tapas, en el contexto general de su formación naval, forma parte de su agenda de actividades centradas en la proximidad a los chicos y chicas, que al igual que ella se están formando como guardiamarinas. Compartir unas tapas y gozar de la música en un local de ocio nocturno como La Botica, es una actividad lúdica que ella se toma tan en serio como la actividad oficial programada por el centro. Ella disfruta del ocio desde la responsabilidad.
La heredera de la Corona es tan disciplinada que planifica su primera salida de ocio por Vigo y hace compatible, a la vez, su posición como guardiamarina de primero, para cumplir un estricto programa de actividad diario y saber disfrutar del tiempo libre y la amistad como una joven de su edad y circunstancias actuales. Con tan solo 19 años, próximos a cumplir en octubre, sus manifestaciones públicas nos muestran a una persona responsable por encima de su edad.
En las imágenes que hemos podido ver de su incorporación a la Escuela Naval Militar de Marín, observamos un rostro lleno de serenidad que nos da muestras de que ingresa en el centro con afán de conocimiento teórico y práctico, pero también de disfrute personal, de compartir con los compañeros tiempo y vivencias. Relajación en el torso, manos juntas al frente, atención en la mirada, son muestras evidentes de su capacidad de adaptación a esta nueva experiencia en su formación real.
Su primer día en la escuela, en su posición en formación, desde la rigidez que marca la pauta de alineación para el desfile, nos está manifestando su capacidad de disciplina y método para enfrentarse a la rigidez de las pautas militares en la Escuela. No obstante, cuando se “rompen filas” y hay que practicar deporte con camiseta y pantalón corto, se muestra natural, como una más del curso y está siempre muy atenta a lo que los demás compañeros hacen y dicen. Leonor es la misma de siempre, pero está dando muestras de un crecimiento humano personal muy por encima de su edad, se está forjando como persona adulta.
El día a día es duro. La princesa de Asturias comienza su actividad a las 06:45 de la mañana, como el resto, y termina a las 21:30, horas en que se sirve la cena, con un apretado programa de rutina diaria que cumple con energía. Sin duda, esta será una etapa muy positiva en su desarrollo personal porque, según las muestras de imagen que analizamos, comparte sus vivencias con los demás compañeros de manera natural y cercana. En opinión de algunos de ellos, “es como una más entre nosotros y la reina de la simpatía y cordialidad”.