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La Audiencia Provincial de A Coruña ha confirmado una sentencia emitida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Noia por la que se absolvía a una sucursal bancaria de indemnizar a una clienta que había sido víctima de una estafa simulando su interfaz.
La afectada, vecina de la localidad coruñesa de Porto do Son, recibió un SMS fraudulento en su dispositivo móvil, en el que unos ciberdelincuentes se hacían pasar por su entidad financiera y le solicitaban las claves de seguridad de su cuenta.
Ajena al timo, que la Justicia gallega calificó como "burdo", la mujer facilitó sus contraseñas a los estafadores y estos llegaron a sustraerle unos 3.222 euros de su cuenta de ahorro en unas pocas horas.
Cuando se percató del engaño, tras interponer una denuncia en la Guardia Civil, la joven intentó que el banco le restituyese la cantidad que le había sido sustraída, algo a lo que la firma se negó argumentando, entre otras cosas, que “era una persona joven y que estaba habituada a manejarse en la plataforma electrónica de su entidad” y, en consecuencia, era “culpa suya” haber ‘picado’ en la estafa.
Ante la negativa, explica la prensa local, la mujer llevó a la banca a los juzgados, y tanto el de Noia primero como la Audiencia Provincial después, dieron por válido el criterio de la defensa: la denunciante “era una persona joven, acostumbrada a usar la banca electrónica en su móvil”, que había caído en el engaño al actuar “de forma precipitada, poco reflexiva y excesivamente confiada”, por lo que dieron la razón al banco y lo absolvieron de todos los pedimentos económicos.
El ‘smishing’ es una estafa informática mediante la cual los delincuentes envían mensajes de texto engañosos, haciéndose pasar por entidades o empresas que tienen relación con la víctima.
En este caso, la joven recibió un sms en su móvil que decía lo siguiente: “Tarjeta o cuenta bloqueada temporalmente por razones de seguridad. Para reactivarla, actualice su información”.
A continuación se adjuntaba un enlace, donde la víctima pinchó y fue redirigida a una página con una interfaz similar a la de su entidad financiera. El resto es historia, una historia que se repite a diario y cuyos casos se cuentan por miles en nuestro país.
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