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Mientras en otras ciudades españolas, como por ejemplo Barcelona, los taxistas están en pie de guerra contra las VTC (Vehículos de Transporte con Conductor) “ilegales”, por hacerles “competencia desleal”, en Santiago de Compostela los que hay no dan abasto.
La falta de taxis en la capital gallega ha degenerado de tal manera que se ha llegado a convertir en “un problema grave”, tanto para los visitantes como para los propios compostelanos, que aseguran que “la situación es insostenible”.
El problema, según aseguran desde el sector, afecta, sobre todo, en días de precipitaciones persistentes en las estaciones intermodal y de ferrocarril, el Hospital Clínico o el Aeropuerto de Lavacolla, aunque, en menor medida, se nota a diario en todas las paradas de la ciudad.
También los propietarios de pequeños hoteles se están viendo perjudicados por la falta de este servicio, fundamental para sus clientes, y en muchas ocasiones se han visto obligados a trasladarlos ellos mismos hasta el aeropuerto, por ejemplo, “porque iban a perder su vuelo”, asegura un empresario a El Correo Gallego.
Se trata de Antonio Vázquez, propietario del Hotel Herradura, que sostiene que “este colapso se remonta a marzo o abril y se alarga hasta bien entrado el otoño”, la época de temporada alta en Compostela.
La cabecera local añade el testimonio de una turista anónima que el último domingo de septiembre, en la parada de taxis de la Praza de Galicia, estuvo durante más de dos horas llamando a Radio Taxi sin obtener ninguna respuesta. La mujer, que pretendía regresar a su hotel para refugiarse de la lluvia, no encontró ningún taxi que la trasladara, y comparó la situación del sector con el de su ciudad de origen: “En Málaga, los taxistas se pelean por llevar a turistas, aquí parece que no hay ninguno”.
Para optimizar el servicio en la ciudad, el Ejecutivo aprobó en marzo un decreto que fijaba en 29 el número máximo de taxis que pueden ofrecer servicio en el aeropuerto de Lavacolla, una ley destinada a evitar un exceso de oferta en la terminal y paliar la escasez en el centro de la ciudad, que no parece haber surtido el efecto deseado.
Lejos de solucionarse, José Antonio Liñares, portavoz de la Unión Hotelera Compostela (UHC), asegura que “lo que está ocurriendo ahora es tremendo”, y genera “malestar en el turismo” y en los propios compostelanos, que no pueden por ejemplo desplazarse para sus citas médicas o realizar otro tipo de gestiones con la comodidad que ofrece el servicio.
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