Recogen firmas para que prohíban los burros-taxi en Mijas, sometidos a “condiciones de trabajo extremas”

  • Piden que se ponga fin al servicio turístico de los burros-taxi en Mijas, Málaga

  • "Este antiguo método de transporte es inhumano y anticuado", califica la propulsora de la iniciativa

  • "El amor por nuestra cultura e historia nunca debe anteponerse al bienestar de los animales", cree Pilar

Entre las distintas formas de maltrato animal está la que llevó a un hombre en Pobla de Vallbona a recibir hasta cinco denuncias. O la que otras personas consideran que se da con los burros-taxi de Mijas (Málaga).

El animal, emblema del pueblo, se utilizaba como "antiguo método de transporte". Y en la actualidad, se ofrece en un servicio turístico que no gusta a mucha gente. Ni a miembros de PACMA ni a los propios vecinos.

Pilar Caminero es una residente de la localidad que ha iniciado una petición de firmas en Change.org para lograr que se prohíba esta práctica "inhumana y anticuada".

Asegura que levanta la voz "en nombre de los indefensos burros" que sufren "un trato injusto y condiciones de trabajo extremas". Especialmente ahora con el calor del verano.

Esta vecina parafrasea así lo que denuncia la Sociedad Protectora de Animales y Plantas. Cree que "no deberían ser obligados a llevar pesadas cargas en sus espaldas" para dar paseos a turistas.

El patrimonio no es "excusa para la crueldad"

Por ello y para que Mijas Pueblo "cambie a métodos de transporte más modernos y humanos", ha lanzado una iniciativa este mes que ya acumula mil firmas.

Para Pilar, el "amor por nuestra cultura e historia nunca debe anteponerse al bienestar de los animales". Habla de "respeto" y también responde a quienes se amparan en "el patrimonio" para que se mantengan los burros-taxi.

"No permitamos que eso se convierta en una excusa para la crueldad", ruega. Varias personas que han apoyado la causa califican el servicio como "vergonzoso y asqueroso".

Su origen lo marca una leyenda, cuando a comienzos de los años 60 varios trabajadores volvían a sus hogares en burros. Éstos eran atractivos para los visitantes de Mijas. De hecho, les pedían fotos y montarse para dar una vuelta.

Al recibir a cambio propinas, pronto sus dueños se dieron cuenta que podían obtener mayores beneficios si los ofrecían. Incluso superiores a sus salarios.

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