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El auge de visitantes que está experimentando el Camino de Santiago tras la pandemia (batiendo cifras de récord cada poco tiempo), es vertiginoso.
Por poner un ejemplo, el pasado sábado, en una sola jornada, acudieron a la Oficina de Acogida al Peregrino un total de 4.023 personas, y en sólo siete meses, sellaron su compostela unos 302.492 peregrinos, una cifra que supera a la registrada el pasado año en más de un 14 por ciento.
Y es que de continuar con este ritmo, todo apunta a que en el 2024 el Camino de Santiago bata otro record: el top absoluto de visitantes, que se conseguiría al superar los 446.077 peregrinos recibidos en el 2023, año que ostenta el record actual.
Sería, sin duda, un hito para una ciudad de menos de 100.000 habitantes que ya roza las 450.000 visitas al año.
Los datos ofrecidos por la Oficina de Acogida al Peregrino constatan que este crecimiento exponencial del turismo no se va a detener.
Clasificando por procedencia, de los 302.492 peregrinos recibidos en lo que va de año, un 55% eran extranjeros, principalmente procedentes de EEUU (23.107), Italia (16.849), Alemania (15.472) y Portugal (14.734); seguidos ya de lejos pro Reino Unido, Irlanda, Francia, México, Corea y Canadá.
La otra cara de la moneda es que la ciudad comienza a resentirse debido a un turismo que “fagocita todo a su paso”, expone la prensa local.
Los problemas de ruidos afectan sobremanera a los vecinos de la zona monumental, especialmente a los del barrio de San Pedro (por donde entra el Camino Francés) que se enfrentaron recientemente a un grupo de jóvenes que entraba en la ciudad entonando diferentes piezas populares a unos decibelios poco respetuosos con los locales.
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