El de julio es un mes en el que se celebran en Galicia multitud de fiestas gastronómicas dedicadas a los productos más variopintos con los que satisfacer todo tipo de paladares.
Este año, por ejemplo, del 5 al 7 de julio se concentran gran cantidad de exhibiciones y degustación de productos como la langosta (en A Guarda), el lacón (en Silleda), la cereza (en Laracha) o el pan de Cea (en la localidad ourensana que le da nombre), pero sin desmerecer al resto, la que levanta más expectación de entre todas las habidas en Galicia es la del Percebe de Corme, en Ponteceso (A Coruña), que tiene lugar el sábado, 6 de julio.
Allí, en la pequeña localidad de Corme, a los pies del faro de O Roncudo, se extrae el percebe más preciado del mundo, cuyo precio en lonja no suele bajar de los 100 euros, y que se degusta en esta única jornada: el día grande de sus fiestas.
La veda del percebe se abre en esa zona de la Costa da Morte sólo dos veces al año: una por Navidad y otra para la Fiesta del Percebe, para la que se ha activado una campaña especial de 5 días.
Entre el lunes y el viernes previos a la degustación, los percebeiros de Corme han arriesgado sus vidas (el mar nunca está como un plato, ni siquiera en verano) para extraer el preciado crustáceo y lograr el cupo diario establecido.
“Cada percebeiro podemos recoger seis kilos limpios”, explica Roberto Vidal, presidente de la Agrupación Percebeiros de Corme.
Con él está Kevin, de 30 años, y más de un tercio de su vida dedicado a la profesión, que explica por qué es uno de los percebes más reconocidos del mundo: “Tiene un sabor que no lo tiene el de otros sitios”, detalla, “además de grosor, dureza y buen tamaño”. El joven sabe que se juega la vida en cada extracción, algo que influye en los precios al alza que alcanza el producto en lonja: “Lo arriesgado que es y las condiciones que se pasa, barato no podía ser’’.
Lo sabe Juan Luis, de 37 años, que una vez se cayó al mar y le costó mucho ponerse a salvo: “Había algo de mar, me caí, intentaba nadar y me tiraba para fuera… así 20 minutos’’, explica a punto de meterse en el bravo mar; aunque la anécdota no sirvió para alejarlo de la profesión, y es uno de los 30 percebeiros que en esta campaña se apuntó a la extracción del producto más cotizado de su tierra.
Eso sí, antes de llevarlo a la mesa, toca seleccionarlo y pesarlo. La de este año ha sido una campaña muy buena, con ejemplares que pasan los controles muy sobrados. Es una muy buena noticia para el sector, que se despide de O Roncudo hasta la Navidad.
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