Así es "la carrera más dura del mundo", en la que participa una joven vasca: "Me han advertido que los alces son agresivos"

Begoña Alday es la más joven de los 17 participantes en la Classic 6633 Arctic Ultra

Begoña Alday está a punto de convertirse en la primera persona del Estado que participa en la conocida como “la carrera más dura del mundo”, la Classic 6633 Arctic Ultra: 193 kilómetros durante tres días en condiciones extremas. Solo 17 personas, entre ellas únicamente otra mujer, se aventurarán este año a participar en esta prueba al límite que arranca el próximo 26 de febrero. Begoña, con 28 años de edad, es la más joven de todos.

Soportando temperaturas de 40 grados negativos, Begoña deberá recorrer, en tres días, las 120 millas en solitario mientras arrastra un trineo con, aproximadamente, 20 kilos de peso. Todo eso afrontando peligros como la presencia de los agresivos alces "que son muy territoriales".

Una durísima prueba física pero también mental: “Mi mayor miedo es el frío porque mi punto débil ha sido siempre mi sistema inmunitario, de pequeña sufrí meningitis y hace unos días tuve fiebre”, reconoce.

Además, el territorio por el que discurre la Classic 6633 Arctic Ultra es “una zona peligrosa”, ya que hay muchos osos, que “ahora deberían estar hibernando, salvo que el cambio climático haga de las suyas” y “también me han advertido sobre los alces que son muy territoriales y pueden mostrarse agresivos”.

Comida deshidratada y sin teléfono

Entre el equipaje, Begoña lleva ropa térmica adecuada para mantener el calor corporal y un saco de dormir apto para aguantar menos de 40 grados. Antonio de la Rosa, que acaba de llegar de hacer el Polo Sur en solitario durante 34 días, le “ha dejado material” y sobre todo, le ha dado valiosos consejos como “que utilice máscara con filtro para que el aire entre más caliente”.

Entre los imprescindibles de su equipaje, un hornillo para poder derretir nieve. Durante la carrera comerá, al más puro estilo de los astronautas, “todo comida deshidratada con menús como pollo al curry”, aunque reconoce que “la mayoría no la he probado antes porque tengo que comprarla allí, a ver cómo me sienta”.

Sin teléfono porque “allí no hay cobertura”, la organización la tendrá localizada y podrá saber si corre algún peligro gracias a un livetrack, en la que podrán ver su ubicación en tiempo real. Cabría pensar que los nervios han empezado a cundir cuando esta vitoriana de 28 años está a horas de coger el primero de los varios aviones en los que tendrá que embarcar para llegar al punto exacto de Canadá del que parte la prueba, pero Begoña está tranquila, risueña y, sobre todo, emocionada porque “voy a cumplir un sueño”.

Begoña es capitana de la Marina Mercante y sabe muy bien lo que es romper barreras y estereotipos: “El invierno pasado capitaneé un par de expediciones en la Antártida y más de uno, en puerto, se acercaba a mí preguntándome por el capitán, pero si soy yo”, relata con humor.

Ahora afronta su participación en esta prueba extrema como un ensayo: “Me preparo para un Ironman en la Antártida en enero de 2026”, de hecho, acaba de regresar de pasar un mes en Islandia entrenando y su “objetivo es hacer el primer iron ‘no’ man, que el nombre excluye mucho”.

Su familia y amigos conocen de sobra sus "locuras”, pero admite que se sienten orgullosos, a pesar de que en su madre, más que en ninguna otra persona, advierte la mezcla de apoyo y preocupación. Normal, su hija está a punto de hacer historia al participar en la “carrera más dura del mundo” y, por si no fuera suficiente... “Cuando termine, una duchita. He pedido a los organizadores quedarme por allí con ellos 10 días más entrenando”. Ahí es nada.

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