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Denuncian el estado de un colegio de Vitoria: baños clausurados, accesos anegados y excrementos de paloma
La Ampa Gorbea reclama soluciones urgentes para los edificios de infantil y de primaria
El colegio López de Guereñu se levantó en la década de los 70 y 80 en el barrio de Aranbizkarra
Los excrementos de palomas obligan a cerrar, por segunda vez, un colegio vasco: “Llueven heces”
Los 400 alumnos del colegio López de Guereñu de Vitoria conviven durante su jornada lectiva con numerosos peligros que han llevado a sus familias a dar la voz de alarma.
El listado de deficiencias es largo y abarca desde ventanas y persianas que se caen, a baños clausurados por motivos de seguridad y la acumulación de excrementos de paloma. La escuela pública Ángel Ganivet de Vitoria tuvo que clausurar el comedor de los alumnos entre 2 y 6 años por la presencia de larvas de paloma muerta en su interior.
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La Asociación de Madres y Padres (AMPA) Gorbea del colegio Antonio López de Guereñu ha pedido soluciones urgentes al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz por los problemas de mantenimiento que sufren los edificios de infantil y primaria.
Las palomas toman los colegios
A las deficiencias de seguridad y salubridad anteriores, las familias añaden la de un sistema de drenaje ineficaz que provoca que los accesos se aneguen de agua los días de lluvia y que genera, además, grandes cascadas de agua.
El colegio López de Guereñu ubicado en Aranbizkarra, se construyó en la década de los 70, y a pesar de que el Ayuntamiento asegura que solo durante el curso 2023-2024 realizó unas 200 intervenciones en el centro, como reparaciones de goteras o la limpieza de canalones, lo cierto es que el estado actual del colegio deja mucho que desear, tal y como denuncian desde la Ampa.
No es la primera vez que centros escolares de la capital alavesa denuncian, entre otras cosas, la acumulación de excrementos de paloma y el problema de salubridad que eso genera. Así, a principios del curso actual, el pasado mes de septiembre, el frontón del colegio público Salburua, también en Vitoria, estaba tan saturado de excrementos de paloma que tuvo que ser precintado durante varios días. Se reabrió para el arranque del curso y, solo una semana después, se volvió a cerrar.
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