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16 universitarios trabajando a turnos de 11 de la mañana a 21 horas, durante todo un verano, para pagar un mes de estudios en la carísima Nueva York. Hiart Goikuria es una de las 16 estudiantes de la Universidad de Mondragón que este verano se encargan de gestionar el bar de las piscinas de la localidad vizcaína de Lemoa.
El dinero que consigan irá destinado a financiar la estancia y gastos durante un mes de estos estudiantes en Nueva York, el próximo curso. “A excepción de los vuelos, el resto tenemos que poder financiarlo con nuestros proyectos”, explica Hiart.
Cuadrar la plantilla de 16 jóvenes, de entre 18 y 20 años, en pleno verano no ha sido fácil, ya que han tenido que valorar aspectos como el transporte, “hacer coincidir a quienes vienen en coche desde Bilbao con quienes no tienen carnet” o el idioma, “para garantizar que en el servicio siempre haya alguien que pueda atender en euskera”.
Muchos de ellos no conocían las piscinas de Lemoa hasta este año, porque “la mayoría somos de Bilbao o la zona de Getxo”, pero tuvieron claro que presentarse a la licitación de este establecimiento era “la mejor oportunidad” para lograr los 21.000 euros que, según han calculado, les permitirá costearse el mes de estudios en la Gran Manzana.
Se presentaron y ganaron a otros interesados en hacerse con el bar de las piscinas. Hace 15 días, arrancó la temporada de este establecimiento de propiedad municipal y desde entonces estos universitarios hablan con proveedores, atienden la barra y sirven las comidas. Aún les queda tiempo para “reunirnos asiduamente” y pensar en eventos como “organizar un cine de verano o la emisión de partidos”. Entusiasmo les sobra a estos estudiantes del grado oficial en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) de la Universidad de Mondragón en Bilbao, a los que el mal tiempo con el que ha arrancado el verano vasco, no parece aguarles la fiesta: “Los clientes que se han acercado hasta ahora nos dice que están contentos”.
Nada más arrancar el primero de los cuatro cursos que conforman el grado, “sin conocernos de nada tuvimos que montar una empresa”. Sin exámenes ni la tradicional figura del profesor, estos estudiantes siguen una metodología finlandesa, en la que los cursos se desarrollan en equipos y eso sí, “tenemos objetivos de facturación”.
Tan pronto como termina nuestra charla con Hiart, esta estudiante se arremanga tras la barra, le toca estar de turno y hoy, por fin, ha salido el sol, así que se esperan clientes en el bar de las piscinas. El dinero irá a la hucha común de estos 16 estudiantes que en unos meses esperan viajar a Nueva York.
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