Un frutero guipuzcoano, reconvertido en inventor, patenta la 'doble pala' de ping-pong

A Joseba Boubeta la vida no siempre le ha sonreído, pero a sus 48 años este vecino de Zumárraga ha sabido reinventarse y ha pasado de trabajar como frutero ambulante por los mercadillos de localidades guipuzcoanas como Errenteria o Getaria, antes de la pandemia, a ser inventor.

Este guipuzcoano acaba de patentar la ‘doble pala’ de ping-pong. “Se trata de dos palas en una”, resume su creador, que reconoce que ha sido más laborioso el proceso de lograr la patente que el de idear esta novedosa pala de madera para golpear la pelota con dos superficies durante el transcurso de los partidos.

Las palas tradicionales están fabricadas en madera y compuestas por dos gomas que confieren mayor control a los golpeos de la pelota, efecto y velocidad. Pues imaginen eso multiplicado por dos. “El juego se vuelve mucho más rápido”, desvela este guipuzcoano al que la idea se le ocurrió un día jugando en casa.

Dos años guardando el secreto

Boubeta se quedó sin trabajo tras la pandemia y, desde entonces, no ha logrado encontrar un hueco para él en el mercado laboral: “Con 48 años es difícil que te den trabajo”, lamenta. Un día de hace dos años, mientras mataba el tiempo jugando al ping-pong en su casa, se le ocurrió la idea. Podría haber optado por relegar su ocurrencia al olvido, pero pensó que podría ser una oportunidad de futuro y su espíritu emprendedor se puso en marcha.

Tras dos años guardando el secreto y muchos trámites mediante, ahora Joseba Boubeta es el inventor de la ‘doble pala’, como él mismo la ha bautizado, y quiere darla a conocer a todo el mundo. La nueva pala cuenta con dos superficies de golpeo que están unidas por un mango central y su creador se muestra convencido de que “tendrá buena comercialización” para el público en general, pero también para personas con algún tipo de discapacidad, ya que “hace más accesible este deporte”.

Esta misma semana, este guipuzcoano pudo mostrar a sus vecinos de Zumárraga las ventajas de la ‘doble pala’, aunque lamenta que la lluvia les aguara un poco la demostración. Pero si quedarse sin trabajo y tener que vivir de okupa durante ocho años no han podido con este superviviente, mucho menos lo va a hacer el mal tiempo. “Voy a seguir adelante, dando a conocer mi invento”, insiste. Boubeta está abierto a que cualquier interesado en fabricar y comercializar la ‘doble pala’ se ponga en contacto con él.

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