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Julen Sáenz de Ormijana contesta la llamada de Informativos Telecinco desde la ciudad noruega de Bergem, a donde ha viajado junto a su padre Mario. Al otro lado de la línea habla un chaval cercano y algo tímido que lleva un año pisando los podios más importantes del mundo del Trial.
En el país escandinavo, este mismo fin de semana el joven deportista alavés se ha enfrentado a la Copa del Mundo de Trial Bici 2024, y lo ha hecho aún con el regusto de haber ganado el Campeonato de España de esta modalidad deportiva en 26 pulgadas, que se celebró el pasado 30 de junio en Cartagena, y después de hacerse con la Copa de España de Trial. “Llego a Noruega con un extra de energía y supermotivado”, aseguraba.
A sus 24 años, este piloto lleva desde los 10 sobre la bici: “A mi aita le gustaba el trial en moto y yo intentaba hacer con mi bici lo mismo”, recuerda Julen y añade “hacía un poco 'el cabra' y me subía por los bordillos”.
Aquellas primeras acrobacias hicieron que el pequeño Julen fuera pillando “el gustillo” a un deporte minoritario, pero que, curiosamente, en España tiene una de las mejores canteras del mundo. “Los mejores pilotos del mundo están aquí, siempre en el podio hay algún español”, puntualiza.
Ese espíritu competitivo, sumado a su carácter de piloto “explosivo” y potente han llevado a Julen a lo más alto. A veces, reconoce que cojea en habilidad técnica, pero el alavés suple sus carencias siendo bastante completo y “teniendo un poco de todo: fuerza, elasticidad, habilidad y finura para caer en un sitio específico”.
Inseparable de cualquier piloto de Trial, su bicicleta. “Se trata de bicis rígidas”, sin suspensión ni cambios, normalmente fabricadas en carbono para que su peso no supere “los seis kilos” y caras: “En torno a 4.500 euros la bici”.
Este 2024 está siendo un buen año para Julen y, sin duda, está supliendo los sinsabores de 2023, cuando este piloto sufrió varias lesiones. Lo pasó mal, pero “para llegar a lo más alto, a veces te toca pasar por ahí”, se resigna. Fue en Dubai, durante la celebración del mundial, donde tras una caída se lesionó el codo. El deportista vasco espera que llegue el próximo mes de diciembre para viajar de nuevo a Emiratos Árabes y sacarse la espinita, “a ver si puedo borrar el mal recuerdo que se me quedó”. Antes de eso, le esperan Noruega, Polonia y Francia.
Entre viaje y viaje para competir al más alto nivel, Julen regresa a su pueblo, Amarita, a pocos kilómetros de Vitoria, allí se entrena y desde hace seis años, además, ejerce de profesor de una veintena de chavales que deslumbrados por el piloto alavés quieren seguir sus pasos. Entre los alumnos de su escuela ‘Trial Bizikleta School’ hay desde un niño de solo cinco años a adolescentes de 16, que entrenan clasificados en tres grupos: Iniciación, Nivel Medio y Nivel Avanzado. “No soy muy estricto”, se define el ‘Julen profesor’, aunque admite que “en ocasiones, me da rabia, que se rindan y que digan que no pueden cuando tienen potencial para hacerlo”.
Los entrenamientos se desarrollan entre Amarita, Luko, Durana y “un pabellón cerrado cuando llueve”. Mientras sus alumnos disfrutan de su afición por este deporte, algunos empiezan a despuntar sobre las ruedas. Es el caso de Beñat Segurola y Gorka Merino, dos pilotos de 'Trial Bizikleta School', que se clasificaron en el tercer y cuarto puesto en cadetes en el pasado Campeonato de España.
Orgulloso de los triunfos de sus alumnos, casi como de los propios, solo como son capaces de hacer los grandes, Julen regresa a los entrenamientos. En unos años se bajará de la bici, “a partir de los 30 es raro ver pilotos, aunque algunos hay”, mientras tanto queda Julen para rato.
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