Era una tarde de playa en Huelva, una tarde normal y corriente junto a su familia, una tarde de la que nadie hablaría hoy si no fuera porque esa tarde cambió para siempre su vida. "Estaba jugando en la orilla con la niña", dice Ángel Saavedra, "y me tiré de cabeza al agua".
Antes de ese salto, Ángel, de 48 años y con tres hijos, trabajaba en una empresa de mantenimiento industrial de Huelva. Sin embargo, cada vez que podía subía a correr a las montañas. "Empezamos varios amigos que nos íbamos fuera, por Granada, Cádiz, el Torcal de Antequera...".
Entre carreras, viajes y campeonatos, pasaron cerca de diez años y correr por la montaña ya no era una afición para Ángel, era parte de su forma de vida... hasta esa tarde de septiembre de 2022 en una playa de Huelva cuando saltó al agua.
"No sentí ningún porrazo, sentí un calambre muy grande", recuerda Ángel, que quedó bocabajo sin poder moverse. "Me estaba ahogando", dice, y como pudo hizo gestos a su cuñado para que le ayudara. "Al principio se creía que era una broma", confiesa Ángel, pero terminó sacándolo.
El golpe le había provocado una lesión medular. "Me había roto la vértebra c7 y la cervical se había clavado en la médula y había cortado la parte motora de la médula", explica a Informativos Telecinco. Ahí empezó un periplo por hospitales que le llevó de Huelva a Sevilla. El diagnóstico llegó enseguida, Ángel se había quedado tetrapléjico.
"Dentro de lo malo, entre comillas, me he roto la c7 y las manos están afectadas, pero tengo cierta movilidad", nos explica. Con ellas hace ejercicios de rehabilitación desde hace ya 19 meses. "A día de hoy no hay solución, es una lesión irreversible", dice Ángel, "pero tengo que mantenerme físicamente lo mejor posible".
En todo este proceso, mire donde mire, Ángel siempre encuentra una cara amiga. La de su mujer que no se separa de él, la de sus hijos, o la de sus compañeros de carreras que no le olvidan. "Todo el mundo se ha volcado conmigo", dice Ángel, que hace poco le hicieron un homenaje en una carrera en La Zarza, un pueblo de Huelva.
Mientras se adapta a su nueva vida, un sueño ronda su cabeza: volver a la montaña. "Mi intención es volver a participar en el tema de las carreras de montaña, aunque sea de otra forma", explica Ángel, que mientras tanto sigue en contacto con los clubes de trial para no desvincularse.
Sin embargo, para volver a subir a la montaña lo primero que necesita es cambiar de silla. La suya pesa cerca de 16 kilos, imposible ascender con ella por mucha ayuda que tenga. Por eso ha iniciado un crowfunding que le permita costearse la 'Batec Híbrida', una handbike acoplable con asistencia eléctrica. "La potencia de su motor aportará la fuerza necesaria donde no pueda llegar por mí mismo", explica Ángel.
Necesita cerca de 10.000 euros y en un mes ha conseguido 235. La meta aún está lejos, lo sabe bien, pero a Ángel eso no le importa... sobre las montañas más duras de este país aprendió que no gana el que va más rápido, sino aquel que nunca se rinde.
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