Tiene 107 años y los achaques habituales de un monumento de esa edad, al que se le han hecho arreglos superficiales pero ninguna intervención de calado durante su larga vida. Se trata del Monumento a la Batalla de Vitoria, que se levanta en pleno corazón de la ciudad, en la emblemática y céntrica Plaza de la Virgen Blanca, y que ante la vista de todos se deteriora irremediablemente. Su estado de abandono ha llevado a Hispania Nostra a incluirlo en su lista roja de patrimonio en peligro.
El conjunto escultórico del artista Gabriel Borrás fue inaugurado el 4 de agosto de 1917 para conmemorar la batalla que se libró en la ciudad y que un siglo antes supuso la derrota que conllevó la expulsión definitiva de los franceses de la península ibérica.
El inevitable paso de los años expuesta a los diferentes fenómenos meteorológicos, el vandalismo y la euforia de algunos vitorianos que durante mucho tiempo, cada 4 de agosto, escalaban por el monumento, para ver desde lo alto la bajada de Celedón, han ido deteriorando la escultura.
Hasta el punto que Hispania Nostra, asociación que se dedica a la defensa del patrimonio cultural español, incluirá al conjunto escultórico de la plaza de la Virgen Blanca en su inventario de bienes en peligro.
Algunos de los desperfectos en varias de las piezas que componen el conjunto en bronce y piedra son evidentes a simple vista, pero quienes mejor saben del grado de deterioro, al que se ha llegado, son los historiadores que reclaman desde hace años que se intervenga en el monumento. Pero también las instituciones, Ayuntamiento de Vitoria y Diputación Foral de Álava, son conscientes de la situación, ya que, a ambas se les remitió un informe detallando la situación actual de la obra de Gabriel Borrás.
Ante la inacción, los historiadores pretenden proteger el Monumento a la Batalla de Vitoria logrando que sea declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno Vasco. Hasta que eso ocurra, solicitaron a Hispania Nostra que lo incluyeran en su lista de roja de patrimonio en estado de abandono.
Se trata de una composición elaborada en bronce y piedra, y estructurada en tres alturas. En la parte inferior, se representa al pueblo de Vitoria recibiendo al General Álava a caballo y a los franceses, encabezados por José Bonaparte al abrigo del dios romano de la guerra. En el segundo piso, el protagonista es el Duque de Wellington.La parte superior del conjunto se reserva para el simbolismo. Por un lado, el león que representa al ejército aliado y que pisa con sus garras el águila napoleónica. Junto a ellos se encuentra un hombre con unas cadenas en sus manos que acaba de romper en señal de libertad. Dos mujeres representan a la Victoria y la Patria, que consuelan al hombre de las cadenas, el Pueblo.
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