La incertidumbre está empezando a minar la moral de Lander Cerrillo, un joven vasco de 24 años que permanece encerrado en su casa de Beerseba, a 45 kilómetros de Gaza. Lleva tres días escondido, conviviendo con el miedo mientras fuera escucha las bombas y las sirenas. Nuestra conversación arranca, de hecho, con la interrupción de una sirena y nos obliga a aplazarla unos minutos, “hasta que estemos seguros”, pide Lander. No es el único español que vive una situación terrible en Israel. La angustia es el denominador común de los que han podido ya salir. No es el caso de Lander.
Tras el enésimo susto de las últimas horas, este donostiarra afincado en Israel comienza a relatarnos su situación. “Tengo mucho miedo”. Desde que Hamás atacara Israel hace tres días, Lander apenas ha salido del búnker que tiene en su casa y donde comparte espacio con otras cuatro personas. “Ahora empezamos a poder salir a hacer alguna compra, aunque solo si lo hacemos de forma rápida”, narra.
Este donostiarra llegó a Israel hace año y medio “para cumplir un sueño, que era bailar en una compañía bastante importante aquí”. En las últimas horas ese sueño se ha tornado en pesadilla y ahora solo piensa en regresar a casa. Finalmente y tras días llamando desesperado a la embajada de España, Lander está esperando el vuelo que le traslade a España y que saldrá esta misma noche.
Sin embargo, salvar los más de 100 kilómetros que separan la casa de Lander del aeródromo se le antojan “un mundo”. No hay forma de cubrir esa distancia con la seguridad de no ser raptado por Hamás o de no sufrir un bombardeo.
“Quiero que esto pase rápido y poder volver a estar en casa, en Donostia”, ruega.