Silencio es lo hay en La Palma desde hace más de 24 horas. La actividad del volcán de Cumbre Vieja. El tremor y la lava casi no existen. Y la emisión de gases también ha descendido aunque aún es elevada. El final de la erupción podría estar muy cerca, aunque los científicos piden prudencia. “La impresión puede ser una y la realidad puede ser otra”, ha señalado Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Pevolca.
La actividad en el volcán de La Palma es casi inexistente. La isla está en lo que llaman emergencia atenuada.
En la cima del volcán, los cráteres emiten apenas algunas fumarolas. Lo que el lunes era rugido y fuego es ahora solo silencio.
Se aprecia en todas la imágenes que los científicos captan en el entorno del edificio volcánico. Impresiones confirmadas por el cese del tremor, esa vibración causada por el movimiento del magma en las entrañas del volcán.
El tremor lleva a cero más de 24 horas. Ya en septiembre desapareció pero solo unas horas. Nunca había estado tanto tiempo a cero, no obstante, aunque los técnicos miran con esperanza a Cumbre Vieja, llaman a la prudencia.
“No podemos decir que nos encontremos ante lo que usted quiere y yo más que usted: que esto se acabe”, ha dicho este martes Miguel Ángel Morcuende, director del Pevolca respondiendo a un periodista que preguntaba si la erupción ha llegado a su final.
“La impresión puede ser una y la realidad otra”, ha insistido Morcuende, El Pevolca pide “prudencia, tranquilidad y espera. En principio esto va razonablemente bien pero nada más”.
El lunes se apreciaba todavía un curso continuo de lava al oeste del cono principal, hoy ese flujo aparece fragmentado y hay que asomarse a los tubos lávicos para observar la lava que sigue discurriendo en su interior. Casi todo confluye aquí, en las fajanas. En su caída la lava alcanza alturas de hasta 60 metros.
Los gases tóxicos que emite el volcán, aunque no se vean, siguen siendo elevados. Menos que en días anteriores pero peligrosos para la salud en algunos puntos de la isla. Es el mayor problema de una erupción en sus horas más bajas.
La columna de ceniza alcanzó este martes los 2.200 metros y se prevé que hoy se mueva hacia el oeste, afectando al aeropuerto de La Palma. Según el Cabildo de La Palma, las coladas ya ocupan 1.221 hectáreas, con una anchura máxima de 3.350 metros entre ellas.
Todos los parámetros que miden la actividad eruptiva "parecen indicar signos de agotamiento" del volcán, señalaron los científicos en su boletín.