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Los expertos no saben cómo puede evolucionar la erupción del volcán de La Palma de Cumbre Vieja, ni cuánto durará. La montaña podría seguir expulsando lava durante días, semanas... incluso meses. No se esperan grandes explosiones pero si podrían surgir nuevas bocas. Los esfuerzos se centran en la contención de daños. Ya hemos visto cómo las coladas de lava engullen todo a su paso.
Todo apunta a que la imagen de la lava del volcán de Cumbre Vieja cayendo ladera abajo –que desde fuera de la isla parecen preciosas- va para largo. Estamos en la primera fase y esta erupción puede prolongarse durante semanas, incluso meses.
Ithaiza Domínguez, Sismólogo del Instituto Geográfico Nacional, advierte de que aún “es pronto” para saber cuánto va a durar la erupción. “Podremos estimarlo cuando se conozca la velocidad de salida de la lava, los volúmenes…”
Tampoco se sabe si habrá nuevos centros eruptivos. En este sentido el sismólogo señala que “las erupciones pueden migrar, es decir, abrir nuevas bocas en otras posiciones”.
Los expertos señalan que no esperan grandes explosiones, al estilo de los volcanes de Hawái, señala Vicente Pérez, experto bioquímico de Involcan, de fuentes de lava. No obstante, Domínguez advierte de que al producirse en una ladera hay que tener cuidado porque las coladas de lava se pueden acelerar.
Las coladas de lava son la mayor preocupación pero para las infraestructuras. “Pueden suponer un peligro en las carreteras pero no un riesgo directo para la población si se siguen las medidas que se están estableciendo”, afirma Lucas Darias, responsable de vigilancia de Involcan. Por eso una de las primeras directrices que se dio a los vecinos era la de no acudir a ver el espectáculo de lava y fuego porque se colapsaban las carreteras y eso si es un peligro para todos.
Los expertos tampoco esperan cambios en la orografía de la zona. Descartan ni hundimientos ni surgimientos.
Preocupan más las emisiones de dióxido de azufre, gas irritante y tóxico que puede ser mortal si se superan los 262 miligramos por metro cúbico. Para contralar la situación se hacen mediciones sobre el terreno.
Se descartan también erupciones en otras islas. Los canarios, señala Pérez, sabemos que vivimos sobre islas volcánicas y que esto tarde o temprano tiene que ocurrir. De ser, aunque remoto, las candidatas son Tenerife y, como ahora hace diez años, El Hierro.