Uno de los productos más codiciados en las comidas y cenas de estas fechas son los percebes. Traerlos a la mesa no es una tarea fácil. De ello se encargan estos días los percebeiros de A Costa da Morte que se juegan la vida sorteando las olas que golpean la costa gallega.
Son las 9 de la mañana y los percebeiros de Corme se preparan para una intensa y peligrosa jornada de trabajo. Haga el tiempo que haga, ellos salen a escarbar en las rocas a merced de las olas. "Cuando hay mal tiempo a los que nos gusta nos da adrenalina y llevas un golpe pero te levantas y vuelves otra vez", cuenta uno de estos hombres que se juegan la vida en el trabajo para que nosotros disfrutemos de los percebes en nuestra mesa navideña.
Un mar tranquilo recibe a los percebeiros en una campaña de invierno que apenas durará diez días. Después llegan los difíciles meses de febrero a marzo. Solo con la temporada de Navidad pueden apañarse de cara al duro invierno.
Jonathan tiene 31 años y desde los 18 dedica su vida a esto. Cuenta que "esto es mi vida, mi pasión, mi trabajo, no es un esfuerzo, es lo que me gusta hacer, aunque es un trabajo duro en el que " siempre tienen que estar con un ojo puesto en el mar y otro en las rocas porque cualquier resbalón o despiste puede ser fatal."
Aquí "el riesgo lo tienes en todos los lados, lo importante es no llevar un golpe". cuenta uno de estos percebeiros que lleva años esquivando los golpes de mar para sacar este producto que tanto anhelamos en nuestra mesa.
Este, el percebe de O Roncudo, en A Costa da Morte, uno de los más cotizados y protegidos del mercado, ya que cada percebeiro solo puede coger seis kilos al día. Eso es lo que buscan: Percebe bonito, logrado, grande.
En estas fechas el precio roza los 180 euros, una cifra desorbitada para muchos, pero por la que cada día estos percebeiros se juegan la vida, para acercarnos a la mesa, un trozo de mar.